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viernes, 12 de abril de 2013

DESDE MI CALLE

DERECHO A LA SALUD

La salud es el resultado final de una serie de determinantes que permite el disfrute de la vida, aún con limitaciones e inconvenientes. La salud depende de nuestra alimentación, de las condiciones de vida de nuestra madre durante la gestación y los dos primeros años de vida: de la educación , la nuestra y la de nuestros padres - especialmente la de la madre -, de las condiciones de la vivienda, de tener un trabajo digno, de las posibilidades de la participación en la sociedad ....

Reclamar el derecho a la salud no puede ser pedir que nadie padezca diabetes ni una gripe, es exigir a los poderes públicos las condiciones que faciliten la mayor cantidad y calidad de vida. y la mayor salud posibles a la mayor cantidad de personas posible. Esto supone exigir que los gobiernos realicen políticas de salud pública, pero sobre todo que impongan el estudio del impacto en salud de todas las actividades.

La importancia de los determinantes sociales de la salud se demuestra muy bien en épocas de crisis. "La interacción entre la austeridad fiscal en las crisis económicas y unas débiles políticas de protección social agudizan las crisis sanitarias y sociales en Europa". Esta frase recogida de un artículo emitido en The Lancet ("Financial crisis, austerity, and health in Europe") , compara el deterioro de la salud en países como Grecia, España, Portugal e Italia por las políticas de austeridad, con la inexistencia de ese deterioro en Islandia que optó por otra salida.También llega a comparar la opacidad de las autoridades europeas para reconocer estos datos.

Nuestro Servicio Nacional de Salud es mejorable. El crecimiento del presupuesto sanitario de los ultimos años, por impulso de la burbuja inmobiliaria, no es sostenible a largo plazo. Pero la solución no está ni en los recortes o copagos ni en las privatizaciones. Se hace imprescindible un diálogo social para "desinvertir" en lo innecesario o directamente despilfarrador, que lo hay y mucho, y para priorizar acciones con criterios sanitarios y no económicos. Hay alternativas y están sobre la mesa, pero parece que nuestros gobiernos no están por la labor de escuchar a los profesionales de la salud, sino que se mantienen tercos en entregar "la oportunidad de negocio" al beneficio privado. Como he dicho antes, pan para hoy y hambre para mañana. Que vean, por ejemplo, la carga que va a suponer a los madrileños los hospitales de gestión privada año a año hasta dentro de treinta años.

Agradeciendo su asesoramiento al Dr. Pedro Arámburu, médico de familia en Gernika, y abogando por un Servicio Público de Salud, lo transmito desde aquí, DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.