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sábado, 15 de marzo de 2014

DESDE MI CALLE


INJUSTICIA Y CORRUPCION


!Cúantos criminales impunes! !Cúanta injusticia no reparada! !Cúanta corrupción disfrazada de bien público! 

Cuando alguien se enfrenta a la justicia hay dos preguntas claves:¿Qué hizo? ¿Qué se hace con él? Sin saber realmente lo que una persona "ha hecho" no es posible saber "lo que conviene hacer" con ella. Por desgracia, este binomio se desequilibra dramáticamente en la mayoria de las actuaciones humanas, incluso en las que formalmente son calificadas de "justas".

Frente a la impunidad de que gozan muchos delicuentes (corruptos, explotadores, pederastas, traficantes, asesinos, etc.) nuestra primera reacción es la indignación. Hemos acuñado nuevas expresiones para indicar ésta respuesta ética: Justicia para todos. Consideramos que con quien "ha hecho" estas cosas "debemos hacer" una reparación satisfactoria. ¿Quién se atreve a discutir ésto?.

Pero, ¿es suficiente? El deseo de los legisladores es que el delincuente "abra los ojos, se arrepienta y viva". El verdadero triunfo sobre toda injusticia no es sólo la reparación del mal cometido sino la "vida nueva" de quien la comete. Esta desproporción entre el mal hecho y el bien recibido, es ése "más" que ninguna justicia podrá nunca compensar, y mucho menos asegurar.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.

 

DESDE MI CALLE


SEÑALES Y ELECCIONES

Necesitamos una señal para esta generación. ¿Qué señal? 

En Europa estamos al borde de unas elecciones europeas, pero el ambiente no es desconocido para nadie, se viva donde se viva. Los políticos afilan sus eslóganes y se disponen a una maratón en el que intentarán convencer a los ciudadanos de que ellos son los mejores, o tienen la solución a todos los problemas. Sus frases y gestos, bien estudiados por los especialistas de la publicidad, inundarán nuestras calles y los medios de difusión.

Cuando los escuchamos, cuando los vemos.... desde la distancia, desde la memoria de la experiencia .... nos parecen signos gastados, palabras grandilocuentes que nos hablan de prosperidad y libertades que rápidamente se desvanecen para dar paso a la realpolitik del día a día. Desgraciadamente, nos acostumbramos a ese lenguaje.

El signo que más nos desconcierta es el "más qué", y eso lo repiten todos. Ese escandaloso "más qué" es, según ellos, el signo salvador de nuestro tiempo. La tendencia a nivelar todo, a hacer "uno más" en este inmenso panteón  de líderes de nuestra sociedad, tanto políticos, como religiosos, profesionales, en el que todos prometen "signos de salvación", puede que nos impida percibir y creer en su fuerte llamada a vivir de otra manera.

El misterio del "uno más" que se va haciendo "uno menos"... !!HE AQUI LA VERDADERA, ESCANDALOSA, INSUPERABLE, SEÑAL!!

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.