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viernes, 16 de mayo de 2014

DESDE MI CALLE


LAS COSAS QUE CREO VER SON REFLEJOS DE IDEAS

A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto procura encontrarlo. Estas imágenes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consideran reales y si defienden como algo propio de uno. De deseos dementes nace un mundo demente, un mundo condenado
 

De pensamientos de perdón, en cambio, surge un mundo apacible y misericordioso cuyo propósito es ofrecele un dulce hogar en el que descansar por un tiempo antes de proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus semejantes a seguir adelante con él y a encontrar el camino hacia la felicidad.
 

Veamos hoy la tierra desparecer, al principio transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse completamente. Aceptemos hoy que el persón es nuestra única función. ¿Por qué atacar nuestras mentes y ofrecerles imágenes de dolor? ¿Por qué enseñarles que son impotentes?. 




El conflicto debe ser resuelto. Si se quiere escapar de él, no debe evadirse, ignorarse, encubrirse, verse en otra parte, llamarse por otro nombre u ocultarse mediante cualquier clase de engaños. Tiene que verse exactamente como es, allí donde se cree que está, y tiene que verse también la realidad que se le ha otorgado y el propósito que le ha asignado la mente. Pues sólo entonces se desmantelan sus defensas y la verdad puede arrojar luz sobre él según desaparece.


No esperaré ni un sólo día más para encontrar los tesoros que me ofrecen. Todas las ilusiones son vanas, y los sueños desaparecen incluso a medida que se van tejiendo con pensamientos basados en percepciones falsas.

Perdonar es una elección. Nunca veo a mi semejante tal como es, pues eso está mucho más allá ede la percepción. Lo que veo en él es simplemente lo que deseo ver, pues eso es lo que quieero que sea verdad. A eso es a lo único que respondo, por mucho que parezca que es a los acontecimientos externos. Elijo lo que deseo contemplar, y eso, y sólo eso, es lo que veo. La impecabilidad de mis semejantes me muestra que quiero contemplar la mía propia.

El perdón es el medio a través del cual a la percepción le llega su fin. El conocimiento es restituido una vez que la percepción ha sido transformada y ha dado paso a lo que por siempre ha de estar más allá de su más elevado alcance. Pues las imágenes y los sonidos tan sólo pueden servir, en el mejor de los casos, para evocar el recuerdo que yace tras todos ellos. El perdón elimina las distorsiones y el altar a la verdad que se hallaba oculto. Sus blancas azucenas refulgen en su mente, y la instan a refresar y a mirar en su interior para encontrar lo que en vano ha buscaado afuera. Pues ahí sólo ahí, se restaura la paz interior.

Por un momento olvidémonos de las imágenes que oscurecen nuestra mente, y concentrémonos en las imágenes del perdon y la solidaridad.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.






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3 comentarios:

  1. Esa hermosa palabra: solidaridad.
    Un abrazo Miguel Ángel

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    1. Hermosa pero que tan poco se practica.
      Gracias, amigo Javier

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  2. Amigo Miguel, vala más tarde que nunca, hacía días que no nos leíamos. Estoy muy de acuerdo contigo en que a veces las cosas no reflejan una realidad absoluta; cada cual ve su propia realidfad.
    En la actualkidad tenemos serias realidades de caracter territorial que, cada pueblo tiene su propia visión, ello puede conllevar a futuros desavenimientos entre los pueblos; en los tiempos que corremos, sólo tenemos que ejercitar el conocimiento, el perdón y la solidaridad para que los pueblos se unan cada vez más. Necesitamos una Europa unida y no la segregación de algunos territorios.
    Un abrazo.

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