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viernes, 25 de julio de 2014

DESDE MI CALLE


ENVEJECIMIENTO


¿Por qué la naturaleza diseñaría las cosas de manera que como humanos tan solo alcanzamos la cúspide de nuestra madurez y finalmente una genuina comprensión de nuestras vidas, cuando nuestros cuerpos comienzan a fallar? ¿Por que sufrimos tal cantidad de achaques según envejecemos? Es unicamente una broma cruel o tiene la naturaleza una intención específica en mente cuando hace esto así? ¿Cuál sería esa intención de la naturaleza cuando los achaques y las debilidades físicas de la edad comienzan a hacer estragos en nuestros días y noches?
"El mejor vino tiene que ser el envejecido y sazonado en viejos barriles agrietados". Esta imagen por supuesto necesita una pequeña explicación. Todos conocemos la diferencia entre un sabroso vino envejecido y uno a medio hacer que aún podría necesitar un tiempo de maduración. Lo que no captamos tan inmediatamente es cómo el vino viejo se hace tan sabroso, por qué proceso ha pasado para dejar el fuerte sabor de su juventud
Nuestros cuerpos físicos son los contenedores donde adquieren sabor y madurez; y nuestros órganos fermentan y maduran con mayor profundidad cuando nuestros cuerpos comienzan a mostrar sus grietas más que cuando son físicamente más fuertes y completos
Existen mucha información especializada que se centra en aspectos del envejecimiento, aspectos de la pérdida de la plenitud de nuestra juventud mostrando cómo está diseñado para ayudar a dar sabor y madurez. 
 Consideremos esta cuestión: ¿Por qué sucede que según envejecemos, encontramos mayores dificultades para dormir de una vez toda la noche y en su lugar nos despertamos con la necesidad de ir al baño y atender la llamada de la naturaleza? ¿Cuál es el deseo o intención de la naturaleza a hacer esto?
Se suele comentar que en los monasterios, los monjes se levantan cada noche mientras aún está oscuro y practican un ejercicios que llaman “Vigilia”. Si se les preguntas por qué no rezan durante el día para evitar tener que levantarse en mitad de la noche, dirían que este ejercicio tan particular debe hacerse en la noche, en la oscuridad, en el estado de ánimo específico que ofrece la noche. La noche, la oscuridad, y las sobrias imágenes que atrae, no pueden replicarse artificialmente durante el día, a la luz. La luz trae un estado de ánimo más soleado y hay determinadas cosas que no se enfrentan a la luz del día, sino cuando la oscuridad nos las pone delante.
Así, ¿qué es lo que sucede cuando nuestros envejecidos cuerpos nos levantan de la cama por la noche para atender la llamada de la naturaleza? Atendemos la llamada de la naturaleza y en muchas ocasiones no somos capaces de volver a dormirnos inmediatamente. En lugar de ello, nos acostamos en nuestras camas tratando de volver al sueño interrumpido. 
Recibimos la visita de la mítica diosa de la noche, y no viene sola, sino que trae consigo a sus hijos: las heridas abiertas, los resentimientos permanentes, las paranoias involuntarias, la sombra de nuestros miedos, y una manada de otros espíritus oscuros que podemos evitar normalmente y con quienes rehuimos enfrentarnos cara a cara cuando las luces están encendidas. Pero ahora, en la oscuridad, incapaces de dormir, no tenemos otro remedio que tratar con ellos, y el trata con elllos nos ayuda a dar solera paz a nuestras inquietudes y a adquirir una madurez más profunda.
La naturaleza, de vez en cuando, nos convierte en monjes. Nuestros envejecidos cuerpos por un momento se convierten en celdas monásticas,adquiriendo sabor y madurez, como el vino de cada temporada es metido en viejos barriles agrietados.
DESDE MI CALLE que sigue siendo la calle de todos

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