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martes, 5 de agosto de 2014

DESDE MI CALLE


DIETAS MILAGRO


Me parece tremendo que los españoles nos gastemos al años dos mil millones de euros en dietas milagros. No creo en los milagros. Esas "dietas milagro" son un engaño manifiesto. Un timo. Una manipulación del anhelo y de la buena fe de que las gentes que son, o se ven, gordas y quieren adelgazar.

Ese pretendido milagro dura, como mucho, lo que dura la vigencia de la dieta. Se pierde agua, se pierde masa muscular, pero la grasa sigue enrocada en la cintura, el abdomen, los glúteos, los muslos, sin que se haya producido ése milagro sobre ella y, lo más grave, sin percatarse de los daños colaterales que produce la ingesta de los productos milagrosos, que se nos ofrecen por doquier.

El sobrepeso de la sociedad española es preocupante, pero más preocupante es la proliferación de estos productos que están muy lejos de poner coto al problema. ¿Que cúal es la mejor receta para no engordar? Comer equilibradamente y hacer ejercicio. No digo "no comer", sino elegir bien la alimentación y practicar ejercicio, que además es muy sano el practicarlo. Me parece tremendo que cuatro de cada cinco españoles que quieren adelgazar porque se ven gordos o con ligeros problemas de sobrepeso, utilicen la "dieta milagro".

Mal por los productos que se venden en farmacia. Peor por los productos que se comercializan vía internet, vía teléfono o en el salón de estética donde no tienen ni idea de lo que están vendiendo, con las consecuencias nefastas que puedan para la salud del iluso o de la ilusa que se crea todos los rollos que escucha.

Los expertos en nutrición y dietética saben sobradamente la inutilidad y el peligro para la salud de las "dietas milagro", frente a la que hay que anteponer una educación alimenticia consistente en una dieta equilibrada. Ahí si que fallamos estrepitosamente. En el equilibrio, que casi siempre perdemos, está la solución. A todos nos gusta comer, y comer bien. No medimos las consecuencias, y cuando cinta métrica en mano nos toman las medidas, vemos que nos hemos salido por todas partes, con la particularidad de que suele ser peor el remedio que la enfermedad. Pueden contraerse graves depresiones, estados de ansiedad, daños renales, enfermedades cardiovasculares y otros efectos psicológicos negativos, además de ser ineficaces a medio y largo plazo.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos

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