En un alarde de técnica casi sin parangón, se levanta en San Mamés el arco que sostiene el voladizo-cubierta de su nueva tribuna, donde por primera vez se emplea la tipología 'bowstring' en una estructura deportiva.
1954
Un grupo de personas observa la maniobra.
La proeza tecnológica de esta estructura propicia un icono que proyecta la ilusión de todo un pueblo y representa durante décadas al club, al estadio y, por ende, a la ciudad.
La obra plantea numerosos problemas, aunque la ejecución del proyecto, en el que participan además de Basconia SA, la Sociedad Ibérica de Montajes Metálicos SL y la constructora de Isidro Castellanos, pese a las inclemencias meteorológicas (especialmente duras aquel año), es sorprendentemente rápida. Domina y define la arquitectura del campo y evita los pilares de apoyo intermedios.
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