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jueves, 27 de diciembre de 2012

ESTADO E IGLESIA

Desde Constantino, Emperador de Roma que legalizó la religión cristiana y llevó al pueblo, por mandato paulatino, a doblegarse ante las autoridades temporales, a aceptar con resignación la pobreza, la miseria, las desigualdades sociales y a obedecer a las autoridades temporales, conformaron entre el Estado y la Iglesia, un gobierno cristiano y totalitario. Hasta épocas más recientes, la Iglesia ha adulterado el humanismo cristiano hasta convertirlo en un azote a todo aquello que ha  significado progreso, tildándolo de diabólico, en sintonía con la burguesía tradicional.
De hecho, en épocas más recientes, el Papa Pablo VI condenó el Comunismo, pero no así las dictaduras de Mussolini, Franco o Pinochet. Al contrario la Iglesia "Ofical" ha mantenido una sospechosa camaradería con los regímenes fascistas. Esa alianza con el poder le ha permitido un control social y político sobre los creyentes. La resignación frente a la injusticia, el conformismo frente a la rebelión, el dogmatismo a la racionalidad, no son sino los grilletes con los que esa Iglesia "Oficial" ha inmovilizado a los cristianos.No obstante cualquier cristiano intuye que Jesús fué un subversivo, pues en caso contrario no hubiese sido crucificado.
No han cambiado mucho las cosas, pues desde el Concordato de 1978 entre La Santa Sede y El Estado Español, La Iglesia Católica no aplica la laicidad recogida en La Constitución, sino que el Estado sigue otorgando privilegios económicos y jurídicos a la misma, haciendo una peligrosa almagana entre los fines trascedentes de la Iglesia y los terrenales y temporales del Estado. Mezcla que no está libre de consecuencias pues convierte a la Iglesia en cómplice del Estado, y le obliga, si no desea perder sus privilegios, a  guardar silencio respecto a las cuestiones que incomoden al Gobierno, sobre todo si éste es de derechas. Hoy en día es una realidad. No hace falta más que ver lo notoria que es la sintonía entre el ministro Wert y la Conferencia Episcopal española, y sus nefastas consecuencias en la Educación.
Frente a una sociedad gélida, que únicamente se mueve por el poder y el dinero,una sociedad en que cada vez hay más pobreza, ha optado, la Iglesia Católica, por el silencio, para preservar de este modo, sus prerrogativas "históricas".

Lo suyo es la CARIDAD, esa manera demorada de dejar que los pobres se vayan PIADOSAMENTE muriendo de hambre.

Recomiendo leer el libro "Jesús, Aproximación histórica", de Jose Antº Pagola(Vicario general de la Diócesis de San Sebastián con el Obispo José Mª Setién)