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viernes, 11 de abril de 2014
DESDE MI CALLE
HOJAS MARCHITAS DEL CALENDARIO
Se dice pronto:UN DIA. Si un minuto son 60 interminales segundos demasiado largos ¿qué será ése cúmulo interminable de esperas? No ya ésa que ejerces, de vez en cuando, toda la santa tarde, ni todo el santo día. Infinidad de hojas marchitas caidas del calendario, un sinnúmero de intentos fallidos por llegar a ser el primero, miles de amargas comprobaciones de la propia impotencia y del abandono ajeno.
En esta sociedad deshumanizada, en donde prevalece más la codicia propia que el reparto de la riqueza, más el orgullo y la soberbia que la humildad, más la avaricia y la usura que el respeto al semejante, se agradece el encontrarse con ciudadanos solidarios que con su presencia y con palabras, quizás inesperadas, animan a sus sumejantes a no darse por vencidos, a resistir, a vivir. Recordemos aquellos versos que decían:
Tras el temblor opaco de las lágrimas
no estaba yo solo.
Tras el profundo velo de mi sangre
no estaba yo solo.
Tras el dolor estéril de las horas
no estaba yo solo.
Ante situaciones de dolor e impotencia, como la de tantas personas precipitadas por la sociedad al desemparo, al abandono de la fe en sus semejantes, siempre nos queda la esperanza de una existencia más justa e igualitaria, por más que el tiempo del reloj no dure esa eternidad de 24 horas, UN DIA.
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.
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