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martes, 28 de marzo de 2017

DESDE MI CALLE









Aunque sólo un número muy limitado de ejemplares son válidos para los concursos de canto, la captura de pájaros con liga y otros artilugios artesanales fue muy popular durante varias décadas del pasado siglo.

1933




‘Chapardín’ y los mejores trinos de la Plaza Nueva. Gerardo Díez se gana la vida con la venta de pájaros en la Plaza Nueva. Aseguran que es el más hábil en la captura de los pequeños cantores, con los que se hace muy difícil competir.
Canarios, pardillos, jilgueros y mixtos, entre otras especies, exhiben los domingos sus mejores cantos en los soportales de la Plaza Nueva. A su alrededor se mueven cientos de curiosos atraídos por las espectaculares melodías de sus trinos. Pero el puesto de ‘Chapardín’ es, sin lugar a dudas, el lugar idóneo para los amantes de esta peculiar afición. Gerardo no sólo captura aves espléndidas sino que las adiestra de forma ejemplar.

Amor de primavera

PASTORAL: SANTO DEL DIA


SANTOS JONAS Y BARAQUICIO
                       Mártires


Sapor, rey de Persia, emprendió una recia persecución contra los cristianos. Jonás y Barraquicio, dos monjes de Beth-Iasa, sabiendo que varios cristianos estaban sentenciados a muerte fueron a alentarlos y servirlos. Después de la ejecución, los dos santos fueron aprehendidos por haber exhortado los mártires a perseverar hasta morir.
El rey empezó instando a los dos hermanos y urgiéndoles a que obedecieran al monarca persa y que adoraran al sol. Ellos se mantuvieron fieles en su fe a Cristo, por lo que Barraquicio fue arrojado a un estrecho calabazo, mientras que Jonás se le ordenó a adorar a los dioses, pero ante su negativa fue azotado y arrojado a un estanque de agua helada. Posteriormente, Jonás fue atormentado con muchas torturas, para después ser prensado en un molino de madera hasta provocarle la muerte. Los jueces le aconsejaron a Barraquicio que salvara su propio cuerpo, pero el santo jamás renegó su fe; fue entonces sujeto de nuevo a tormentos y finalmente se le dio muerte, vertiéndoles pez y azufre ardientes en la boca.