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miércoles, 13 de marzo de 2013

DESDE MI CALLE


LAS LIEBRES Y LAS RANAS (FABULA DE ESOPO)

Se reunieron un día las liebres y se lamentaban entre si de llevar una vida tan precaria y temerosa pues, en efecto, ¿No eran víctimas de los hombres, de los perros, de las aguilas y de otros muchos animales? !Mas valía morir de una vez que vivir en el terror!. Tomada esta resolución, se lanzaron todas al mismo tiempo a un estanque para morir en él ahogadas.
Pero las ranas que estaban sentadas alrededor del estanque, en cuento oyeron el ruido de su carrera, saltaron al agua asustadas.
Entonces una de las liebres, la que parecía más inteligente que las demás, dijo: !Alto compañeras! !No hay que apurarse tanto, pues ya véis que hay otros más miedosos que nosotras!.

El consuelo de los desgraciados es encontrar y ver a otros en peores condiciones.

Al igual que las liebres, les ocurre igual a muchas personas que en lugar de sobreponerse a los problemas y miedos que les genera la vida, hacen como las liebres, que huyen e incluso deciden suicidarse. El suicidio es quizás la acción más pobre que podemos realizar, puesto que con el suicidio perdemos todo lo que poseemos tanto física como espitritualmente. Cuando nos suicidamos perdemos lo que no hemos vivido que puede ser mucho, además de hacer sufrir a las personas que nos quieren, por nuestra marcha.

Pero la cosa no termina aquí, hay personas como las liebres, que para sentirse más "valientes" necesitan que otras sean más temerosas que ellas. ¿Por qué muchas personas viven (o más que vivir, sufren) desarrollando el sentimiento de envidia? En este caso, las liebres no envidiaron a las ranas, pero al ver que se asustaban más que ellas, llegaron a comprender que no estaban tan mal, que los hay que lo pasan peor. Pero, ¿Es necesario comprobar que otros lo pasan peor para entender lo bueno de la vida? Ciertamente, en muchas ocasiones, nos solemos amargar por pequeños problemas que nos impiden dissfrutar de nuestra propia vida, consiguiendo destrozar la nuestra y la de los que nos rodean.

Por eso, nada más abrir nuestro lagañosos ojos, pintemos una sonrisa radiante, alegrémonos de que en breve saldrá el sol, alegrémonos de que estamos ahí, alegrémonos de que estamos rodeados de nuestros seres queridos, alegrémonos de todos esos pequeños detalles que nos hacen disfrutar de la vida, alegrémonos....de tantas cosas....

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.