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domingo, 4 de agosto de 2013

DESDE MI CALLE


ENTEREZA ANTE LAS FALSEDADES


La franqueza no tiene prisa por acercarse a los labios de los que nos gobiernan. Larga cadena de frustaciones nos animan a concluir que el progreso social no se urde tanto en calle Génova, Ferraz o en la Moncloa, como en más intimas sedes. Todo apunta a que no va a llegar la catarsis colectiva de los mandatarios, que pese a palmarias pruebas seguirán acorazados.

En realidad, buena parte de este sistema, no sólo de una opción política, está fundamentado en la falsedad: la ficción del dinero como norte, de la rivalidad como progreso, la competitividad como rector de nuestras relaciones ... Los engaños nos acorrolan: la química cura, los animales nos son ajenos, el veneno nos es preciso para que los campos florezcan en abundancia y el asfalto es el inevitable escenario de nuestros días. Nos ocultaron sobre todo, que el servicio público tiene más que ver con el volumen de la entrega al prójimo que con el grosor de un sobre cargado con dinero negro.

Tenemos verdades como alboradas a las que servir. No necesitamos estar pendientes de pronunciamientos lejanos, de ninguna rueda de prensa. Ellos saben de su recorrido hacia la debida honradez y espíritu de genuino servicio.Nosotros también tenemos gobierno compartido en nuestros hogares, en nuestros círculos más cercanos, en nuestras parcelas de trabajo ... También hay ahí necesidad de justicia, solidaridad, belleza, armonía ...

Son también las cuentas en A, los cálculos transparentes y generosos en nuestros adentros. Es comenzar a pensar que nosotros podemos ser la última casilla en la que rellenemos el beneficio. No, no es sólo el mensaje a recibir, también a emitir; también es la palabra que nos debemos. Es sobre todo la revolución que arranca en nuestra sencilla entereza, en nuestra vital transparencia; el horizonte que se abre cuando cada quien nos instalamos en la plena verdad, en la ineludible responsabilidad, en un cada vez más urgente compromiso en la sociedad.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos