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sábado, 9 de agosto de 2014

DE LITERATOS Y ESCRITORES







LA FIEBRE DEL HENO
(Autor:Stanislaw Lem)



"¿Sería tan amable de atender un poco al tráfico?"  Me introduje en un hueco, detrás de un <Lancia> psicodélico, y eché una ojeada al retrovisor. No había rastro del <Chrysler> de Hertz. En Marianella había visto brillar algo muy atrás, pero no pude reconocer el coche, que en seguida volvió a desaparecer. Este tramo monótomo, atestado de ruedas en movimiento, me concedía a mí y sólo a mí el privilegio de conocer un secreto que me acechaba de forma incomprensible para cualquier policía del Viejo y el Nuevo Mundo. Yo era el único que llevaba en el coche un bote neumático, flotadores y raquetas de tenis, no para irme de vacaciones, sino para atraer hacia mí un ataque procedente de una dirección desconocida. De este modo trataba de distraerme artificialmente, pero en vano ... hacía tiempo que la escapada había perdido todo atractivo para mí. Ya no cavilaba sobre el enigma de la mortal conspiración, sólo pensaba en si debía tomar otra tableta de "Plimasín", pues la nariz me goteaba sin cesar. Era igual dónde se ocultara el <Chrysler>. Mi transmisor tenía un radio de acción de ciento setenta kilómetros... Mi abuela sólía colgar en el tendedero bragas del mismo color que este <Lancia>...

P.D.: Párrafo del libro citado.

PASTORAL: SANTO DEL DIA





SAN LORENZO, DIACONO Y MARTIR


Era San Lorenzo uno de los siete diáconos de la Iglesia de Roma, cargo que gran responsabilidad, ya que consistía en el cuidado de los bienes de la Iglesia y la distribución de limosnas a los pobres.    
 El año 257, el emperador Valeriano publicó el edicto de persecución contra los cristianos y, al año siguiente, fue arrestado y decapitado el Papa san Sixto II, San Lorenzo le siguió en el martirio cuatro días después. Según las tradiciones cuando el Papa San Sixto se dirigía al sitio de la ejecución, San Lorenzo iba junto a él y lloraba. "¿A dónde vas sin tu diácono, padre mío? ", le preguntaba. El Pontífice respondió: "No pienses que te abandono, hijo mío, pues dentro de tres días me seguirás".
San Agustín dice que el gran deseo que tenía San Lorenzo de unirse a Cristo, le hizo olvidar las exigencias de la tortura. También afirma que Dios obró muchos milagros en Roma por intercesión de San Lorenzo.   
Este santo ha sido, desde el siglo IV, uno de los mártires más venerados y su nombre aparece en el canon de la misa. Fue sepultado en el cementerio de Ciriaca, en Agro Verano, sobre la Vía Tiburtina. Constantino erigió la primera capilla en el sitio que ocupa actualmente la iglesia de San Lorenzo extra muros, que es la quinta basílica patriarcal de Roma.