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domingo, 15 de octubre de 2017

PASTORAL: SANTO DEL DIA


Santa Margarita María Alacoque
Año 1690


Margarita nace el 22 de julio de 1647 en el pequeño pueblo de Lautecour en Francia.
Su padre Claudio Alacoque, juez y notario. La mamá Filiberta Lamyn. Los hijos son cinco. La menor es Margarita. El párroco, Antonio Alacoque, tío suyo, la bautiza a los tres días de nacida. Ella dice en su autobiografía que desde pequeña le concedió Dios que Jesucristo fuera el único dueño de su corazón. Y le concedió otro gran favor: un gran horror al pecado, de manera que aun la más pequeña falta le resultaba insoportable.
Dice que siendo todavía una niña, un día en la elevación de la Santa Hostia en la Misa le hizo a Dios la promesa de mantenerse siempre pura y casta. Voto de castidad.
Aprendió a rezar el rosario y lo recitaba con especial fervor cada día y la Virgen Santísima le correspondió librándola de muchos peligros.
La llevan al colegio de las Clarisas y a los nueve años hace La Primera Comunión. Dice "Desde ese día el buen Dios me concedió tanta amargura en los placeres mundanos, que aunque como jovencita inexperta que era a veces los buscaba, me resultaban muy amargos y desagradables. En cambio encontraba un gusto especial en la oración".
Vino una enfermedad que la tuvo paralizada por varios años. Pero al fin se le ocurrió consagrarse a la Virgen Santísima y ofrecerle propagar su devoción, y poco después Nuestra Señora le concedió la salud.
Era muy joven cuando quedó huérfana de padre, y entonces la mamá de Don Claudio Alacoque y dos hermanas de él, se vinieron a la casa y se apoderaron de todo y la mamá de Margarita y sus cinco niños se quedaron como esclavizados. Todo estaba bajo llave y sin el permiso de las tres mandonas mujeres no salía nadie de la casa. Así que a Margarita no le permitían ni siquiera salir entre semana a la iglesia. Ella se retiraba a un rincón y allí rezaba y lloraba. La regañaban continuamente.
En medio de tantas penas le pareció que Nuestro Señor le decía que deseaba que ella imitara lo mejor posible en la vida de dolor al Divino Maestro que tan grandes penas y dolores sufrió en su Pasión y muerte. En adelante a ella no sólo no le disgusta que le lleguen penas y dolores sino que acepta todo esto con el mayor gusto por asemejarse lo mejor posible a Cristo sufriente.
Lo que más la hacía sufrir era ver cuán mal y duramente trataban a su propia madre. Pero le insistía en que ofrecieran todo esto por amor de Dios. Una vez la mamá se enfermó tan gravemente de erisipela que el médico diagnosticó que aquella enfermedad ya no tenía curación. Margarita se fue entonces a asistir a una Santa Misa por la salud de la enferma y al volver encontró que la mamá había empezado a curar de manera admirable e inexplicable.
Lo que más le atraía era el Sagrario donde está Jesús Sacramentado en la Sagrada Hostia. Cuando iba al templo siempre se colocaba lo más cercana posible al altar, porque sentía un amor inmenso hacia Jesús Eucaristía y quería hablarle y escucharle.
A los 18 años por deseo de sus familiares empezó a arreglarse esmeradamente y a frecuentar amistades y fiestas sociales con jóvenes. Pero estos pasatiempos mundanales le dejaban en el alma una profunda tristeza. Su corazón deseaba dedicarse a la oración y a la soledad. Pero la familia le prohibía todo esto.
El demonio le traía la tentación de que si se iba de religiosa no sería capaz de perseverar y tendría que devolverse a su casa con vergüenza y desprestigio. Rezó a la Virgen María y Ella le alejó este engaño y tentación y la convenció de que siempre la ayudaría y defendería.
Un día después de comulgar sintió que Jesús le decía: "Soy lo mejor que en esta vida puedes elegir. Si te decides a dedicarte a mi servicio tendrás paz y alegría. Si te quedas en el mundo tendrás tristeza y amargura". Desde entonces decidió hacerse religiosa, costara lo que costara.
En el año 1671 fue admitida en la comunidad de La Visitación, fundada por San Francisco de Sales. Entró al convento de Paray-le=Monial. Una de sus compañeras de noviciado dejó escrito: "Margarita dio muy buen ejemplo a las hermanas por su caridad; jamás dijo una sola palabra que pudiera molestar a alguna, y demostraba una gran paciencia al soportar las duras reprimendas y humillaciones que recibía frecuentemente".
La pusieron de ayudante de una hermana que era muy fuerte de carácter y ésta se desesperaba al ver que Margarita era tan tranquila y callada. La superiora empleaba métodos duros y violentos que hacían sufrir fuertemente a la joven religiosa, pero esta nunca daba la menor muestra de estar disgustada. Con esto la estaba preparando Nuestro Señor para que se hiciera digna de las revelaciones que iba a recibir.
El 27 de diciembre de 1673 se le apareció por primera vez el Sagrado Corazón de Jesús. Ella había pedido permiso para ir los jueves de 9 a 12 de la noche a rezar ante el Santísimo Sacramento del altar, en recuerdo de las tres horas que Jesús pasó orando y sufriendo en el Huerto de Getsemaní.
De pronto se abrió el sagrario donde están las hostias consagradas y apareció Jesucristo como lo vemos en algunos cuadros que ahora tenemos en las casas. Sobre el manto su Sagrado Corazón, rodeado de llamas y con una corona de espinas encima, y una herida. Jesús señalando su corazón con la mano le dijo: "He aquí el corazón que tanto ha amado a la gente y en cambio recibe ingratitud y olvido. Tú debes procurar desagraviarme". Nuestro Señor le recomendó que se dedicara a propagar la devoción al Corazón de Jesús porque el mundo es muy frío en amor hacia Dios y es necesario enfervorizar a las personas por este amor.
Durante 18 meses el Corazón de Jesús se le fue apareciendo. Le pidió que se celebrara la Fiesta del Sagrado Corazón cada año el Viernes de la semana siguiente a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus).
El Corazón de Jesús le hizo a Santa Margarita unas promesas maravillosas para los que practiquen esta hermosa devoción. Por ejemplo "Bendeciré las casas donde sea expuesta y honrada la imagen de mi Sagrado Corazón. Daré paz a las familias. A los pecadores los volveré buenos y a los que ya son buenos los volveré santos. Asistiré en la hora de la muerte a los que me ofrezcan la comunión de los primeros Viernes para pedirme perdón por tantos pecados que se cometen", etc.
Margarita le decía al Sagrado Corazón: "¿Por qué no elige a otra que sea santa, para que propague estos mensajes tan importantes? Yo soy demasiado pecadora y muy fría para amar a mi Dios". Jesús le dijo: "Te he escogido a ti que eres un abismo de miserias, para que aparezca más mi poder. Y en cuanto a tu frialdad para amar a Dios, te regalo una chispita del amor de mi Corazón". Y le envió una chispa de la llama que ardía sobre su Corazón, y desde ese día la santa empezó a sentir un amor grandísimo hacia Dios y era tal el calor que le producía su corazón que en pleno invierno, a varios grados bajo cero, tenía que abrir la ventana de su habitación porque sentía que se iba a quemar con tan grande llama de amor a Dios que sentía en su corazón (¡Ojalá Dios nos diera a nosotros una chispita de esas!)
Nuestro Señor le decía: "No hagas nada sin permiso de las superioras. El demonio no tiene poder contra las que son obedientes".
Margarita enfermó gravemente. La superiora le dijo: "Creeré que sí son ciertas las apariciones de que habla, si el Corazón de Jesús le concede la curación". Ella le pidió al Sagrado Corazón que la curara y sanó inmediatamente. Desde ese día su superiora creyó que sí en verdad se le aparecía Nuestro Señor.
Dios permitió que enviaran de capellán al convento de Margarita a San Claudio de la Colombiere y este hombre de Dios que era jesuita, obtuvo que en la Compañía de Jesús fuera aceptada la devoción al Corazón de Jesús. Desde entonces los jesuitas la han propagado por todo el mundo.
Margarita fue nombrada Maestra de novicias. Enseñó a las novicias la devoción al Sagrado Corazón (que consiste en imitar a Jesús en su bondad y humildad y en confiar inmensamente en Él, en ofrecer oraciones y sufrimientos y misas y comuniones para desagraviarlo, y en honrar su santa imagen) y aquellas jóvenes progresaron rapidísimo en santidad. Luego enseñó a su hermano (comerciante) esta devoción y el hombre hizo admirables progresos en santidad. Los jesuitas empezaron a comprobar que en las casas donde se practicaba la devoción al Corazón de Jesús las personas se volvían mucho más fervorosas.
El Corazón de Jesús le dijo: "Si quieres agradarme confía en Mí. Si quieres agradarme más, confía más. Si quieres agradarme inmensamente, confía inmensamente en Mí".
Antes de morir obtuvo que en su comunidad se celebrara por primera vez la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

DESDE MI CALLE



ARTICULO DE RAMÓN COTARELO


El "mandato" de que habla El confidencial parece claro. Coincide con el espíritu de la calle, con la posición de la CUP y otras organizaciones. Y coincide asimismo con el ánimo del que hasta la fecha ha dado pruebas Puigdemont. El autoritario ultimátum del gobierno tendrá la única respuesta posible: Cataluña se declara República independiente y avisa a Rajoy de que sus requerimientos no tienen efecto en un país extranjero.
Esto es lo que los teóricos de las revoluciones llaman “quemar etapas”. En definitiva, una rebelión institucional que sus más enconados adversarios consideran un “golpe de Estado”, al frente de una sociedad catalana en generalizada actitud de desobediencia. Obviamente, quienes ven en el conflicto un puro asunto de orden público y de necesidad de imponer la ley coactivamente se reafirman en sus posiciones de intransigencia. Se dice incluso que no es preciso esperar al agotamiento del segundo plazo. Con la proclamación de la República ya hay base suficiente para proceder contra la Generalitat por todos los medios, empezando por la suspensión de la autonomía.
Al menos, en lo que cree el fiscal Maza, para quien el 155 faculta para sustituir las instituciones de autogobierno de la Generalitat. Se entiende que, de ser necesario, por la fuerza. ¿Cuánta? La que haga falta. Si la ocupación del Principado por la policía y la fuerza militar de la Guardia Civil no fuera suficiente, en reserva se encuentra el ejercito. Que Cospedal informe de que “casi seguro” no se emplearán las Fuerzas Armadas en Cataluña ya pone sobre aviso de que piensan en lo contrario. Trátase de un ejército que no ha ganado una sola guerra internacional en más de 300 años pero sí ha intervenido sistemáticamente en la política del país siempre en auxilio de los mismos y contra su propio pueblo, al que ha llegado a masacrar en alguna ocasión. Cosa de seguir con la tradición aunque ahora, muy probablemente, no pueda. La pertenencia a la UE y a la OTAN tiene sus contrapartidas.
Quizá sea llegado el momento de pedir al PSOE que recapacite en dónde está metiéndose al apoyar una política de represión policial y militar de una reivindicación política con un enorme apoyo social en Cataluña. O puede que aún sea temprano y este partido esté dispuesto a justificar ante el mundo un estado de excepción en el Principado, la supresión del Parlament y el encarcelamiento del gobierno.
Porque esta es la fuerza, la violencia que será preciso desplegar para atajar el funcionamiento de la República Catalana, para hacer realidad el juicio del gobierno de que la DI carece de efectos jurídicos y, por lo tanto, la República Catalana no existe. Nada nuevo. Corresponde con la actitud mágica y supersticiosa de negar la existencia de lo que incomoda. Es el mismo gobierno que negó que fuera a celebrarse un referéndum y niega hoy que se haya celebrado porque tiene un grave problema de percepción de la realidad. Que fuera preciso un brutal asalto policial a Cataluña, con 900 heridos y la aplicación de hecho del estado de excepción no es asunto que preocupe a los gobernantes. El referéndum no ha existido; los policías, tampoco; los heridos, menos. Negar la realidad es no poder controlarla.
Para muchos –probablemente casi todos- los analistas, la proclamación de la República es un acto sin consecuencias por ser ultra vires ya que, al no ser Cataluña soberana, no puede cambiar su estatus jurídico-político por su cuenta. Por lo tanto, no es preciso negar la existencia de la República Catalana. La Republica Catalana no existe, por mucho que insista en su soberanía que el Estado niega. Salvo que, por ejemplo, la reconozca algún otro Estado con el que España probablemente romperá las relaciones diplomáticas.
La inexistente República Catalana solemnemente proclamada en condiciones revolucionarias será fuente de todo tipo de disgustos para el Estado español, que está obligado a suprimirla. Aquí cabe plantear la cuestión de que, si para borrar de la realidad de un referéndum de 2.220.000 votantes (y sin conseguirlo) han sido necesarios 10.000 policías y guardias civiles, unos barcos, 900 heridos y cuantiosos daños materiales en escuelas, centros deportivos, etc., ¿qué será preciso para ocultar, suprimir, la República Catalana? 
Podemos dejar rienda suelta a la fantasía e imaginarnos escenarios de toque de queda en Barcelona, pero lo cierto es que, llegados a este punto de confrontación, la situación ya no es sostenible para el gobierno y mucho menos lo será si incrementa su actividad represiva en una sociedad que se ha declarado en desobediencia no solo frente al gobierno sino frente al Estado.

Porque es una revolución.