MIEDO A LA OSCURIDAD
En esa oscuridad que rodea la noche, es fácil que más de una vez en el transcurso de los años, hayamos sentido miedo. Incluso que relacionemos la oscuridad con el peligro, con el MAL. Que hayamos sentido la sensación de que ése MAL es más fuerte que el BIEN.
Todos hemos tenido alguna vez la amarga sensación de que el BIEN, en todas sus formas (la honradez, la sinceridad, la justicia, la integridad, la fidelidad, la limpieza de corazón, la abnegación, ...), sucumben ante el poder del MAL (la mentira, la corrupción, la violencia, la insolencia, el cinismo...). Es la sensación de la oscuridad, que no sólo ensombrece nuestros ojos, sino que nos embarga hasta el alma.
Hoy en día son muchas las personas, familias enteras, que sienten cómo la oscuridad ha embargado sus vidas, cómo el poder del MAL, les han dejado sin futuro. Sumidos en la pobreza, en la miseria más absoluta. Cómo para dar de comer a sus hijos, para comer ellos, es decir, para subsistir, tienen que acudir a los servicios sociales. Cómo, incluso éstos, ven cada vez más limitados esos recursos necesarios para atenderles. Esa oscuridad tenebrosa, ese poder del MAL, les ha hecho perder su dignidad, les ha convertido en autómatas sin ninguna perspectiva en su vida.
Se consumen por la soberbia de los poderosos. Desearían mirar al mundo con ojos llenos de luz. Pero se dan cuenta que el poder del MAL les está cavando una fosa de la que nunca podrán salir. Piden, en la oscuridad de esa fosa, fuerza para no sucumbir. ¿Pero a quién? Se preguntan...
Ayudémosles a que la luz venza a la oscuridad. Ayudémosles a que no tengan miedo. Ayudémosles a salir de esa oscura fosa. Ayudémosles a que recobren su dignidad. Ayudémosles a que haya un futuro para ellos y sus hijos.
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.
