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viernes, 22 de febrero de 2013

DESDE MI CALLE


MONARQUIA Y REPUTACION

La reputación de la monarquía española se encuentra cada día más desprestigiada. A la ya tan vituperada y denostada institución, solamente le falta el toque del estoque (símil taurino). La Real Casa se está convirtiendo por méritos propios en centro de cotilleo, comidillas y barateo. Entre el rey, su supuesta amante Corinna Sayn, los elefantes, Urdangarín con sus tenemanejes financieros y los ruidos monetarios en la faltriquera de la infanta Cristina, han hecho temblar los cimientos de la mansión oficial. El vicesecretario de Estudios y Programas del PP, González Pons, afirmaba que "en España el que la hace la paga, pertenezca a la familia que pertenezca, aunque sea la más importante". Me gustaría sabe qué es lo que ocurriría, si la infanta Cristina, en vez de llamarse Cristina de Borbón y Grecia, tuviera por apellidos Rodríguez Pérez. Seguramente a estas horas estaría en chirona. Pero, ¿que ocurre, en este caso, con "la familia más importante de España"? El Reino de España se parece cada vez más a "un valle de lágrimas" que al "idílico Reino" de los cuentos de hadas. El ejemplo que transmite la Casa Real a sus "súbditos" es realmente bochornoso, deshonroso é inmoral. Ya no se escucha de labios del rey aquella frase de la reina y yo, quizás porque esté hecho un lío. Es tal embrollo que ya no saben cómo desenmarañarlo porque, para más inri, la reina va por su cuenta y el rey se ríe socarronamente, guiñando a Corinna, a sabiendas de la opaciedad de las cuentas de su fortuna (le calculan 1.790 millones de euros). Desgraciadamente es la historia real en la que se repiten algo más que pícaros episodios pergeñados a escala monumental con premeditación y alevosía. Aquí nadie se despoja de coronas ni muestran dignidad. Cantaba José Luis Labordeta: No entiendo casi nada/la nada de la vida/ni entiendo este pais/que huele a naftalina. Seguimos por aquí/aguantando el temporal/cada uno lo soporta/según cómo le va.

Y sigo escuchándole a José Luis Labordeta DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.