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viernes, 10 de octubre de 2014

DESDE MI CALLE - BIBLIA






DEUTERONOMIO - CAPITULO 8




NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE

Poned en práctica los mandamientos que yo os he ordenado hoy para que así podáis vivir y llegar a ser un pueblo numeeroso, y conquistéis éste país que el Señor prometió a vuestros antepasados. Acordaos de todo el camino que el Señor vuestro Dios os hizo recorrer en el desierto durante cuarenta años para humillaros y poneros a prueba, a fin de conocer vuestros pensamientos y saber si íbais a cumplir o no sus mandamientos. Y aunque os hizo sufrir y pasar hambre, después os alimentó con maná, comida que ni vosotros ni vuestros antepasados habíais conocido, para haceros saber que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de los labios del Señor. Durante esos cuarenta años no se os envejeció la ropa, ni se os hincharon los pies. Daos cuenta que el Señor vuestro Dios os ha corregido del mismo modo que un padre corrige a su hijo. Cumplid, pues, los mandamientos del Señor vuestro Dios, y honradlo y seguir las enseñanzas que él os ha dado. Porque el Señor os va a llevar a una buena tierra, a un país lleno de arroyos, fuente y manantiales que brotan en los valles y en los montes; es una tierra donde hay trigo, cebada, viñedos, higueras, granados, olivos y miel. En ése país no tendréis que preocuparos por la falta de alimentos ni por ninguna otra cosa; en sus piedras encontraréis hierro y de sus montes sacaréis cobre. Pero después que hayáis comido y os sintáis satisfechos, alabaréis al Señor vuestro Dios por la buena tierra que os ha dado.

NO OLVIDARSE DE DIOS

Tened cuidado de no olvidaros del Señor vuestro Dios. No dejéis de cumplir sus mandamientos, decretos y leyes que os he ordenado hoy. Cuando hayáis comido y estéis satisfechos, y viváis en las buenas casas que hayáis construido, y veáis que vuestras vacas y ovejas han aumentado, lo mismo que vuestro oro y vuestra plata y todas vuestras propiedades, no os llenéis de orgullo ni os olvidéis del Señor vuestro Dios, que os sacó de Egipto donde érais esclavos, que os hizo marchar por el grande y terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y escorpiones, y donde no había agua. Pero él sacó agua de una dura roca y os dió de beber, y en el desierto os alimentó con maná, comida que vuestros antepasados no habían conocido, para humillaros y poneros a prueba, y para vuestro propio bien a fin de cuentas.
No se os ocurra pensar:"Toda esta riqueza la hemos ganado con nuestro propio esfuerzo". Debéis acordaros del Señor vuestro Dios, ya que ha sido él quien os ha dado la fuerza para adquirirla, cumpliendo así con vosotros el pacto que antes había hecho con vuestros antepasados.
Pero si os olvidáis del Señor vuestro Dios, y os váis trás otros dioses y les rendís culto, yo os aseguro desde ahora que seréis destruidos por completo. De la misma manera que el Señor destruirá a las naciones que encontréis a vuestro paso, así también seréis vosotros destruidos por haber desobedecido al Señor vuestro Dios.