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lunes, 4 de febrero de 2013

DESDE MI CALLE


NI DE DONDE NI PARA QUE

Resulta difícil hoy saber en qué lado estamos de la realidad cotidina, si vamos en nuestro barco del pensamiento a babor o a estribor. Hay que llegar a pensar que uno, en un sano optimismo, lleva la maleta indispensable para poder tener a buen recaudo el equipaje de cada día de viaje, y muy mal se hará el recorrido si no lo tenemos claro y si no contamos con esa maleta. 

¿En verdad, ¿somos optimistas o pesimistas? Cánovas, político é historiador malagueño, que fué jefe de gobierno liberal conservador en los últimos años del XIX y asesinado por el anarquista Angiolillo, vino a decir una vez que "Los optimistas, llenos de fútiles pensamientos y atraidos por esperanzas insustanciales, siembran de ordinario la inútil semilla que siembra la mala hierba. Los pesimistas no obstante, achican y entristecen la vida, pero no la corrompen". "Sólo la virtud, -nos dejó dicho por su parte Leopoldo Arias Clarin -, tiene argumentos poderosos contra el pesimismo".

Lo que percibimos a nuestro alrededor, causa tristeza y preocupación, es cierto. Estados continuos de emergencia, planes para la paz, prisión, merecida o no, para unos o para otros, economías catastróficas en casi todos los lugares, corrupción exagerada, robos de bancos y empresas. Contaminaciones varias de aguas y del aire disponible, asesinatos en masa, prohibiciones, accidentes de tráfico ¿esquelas?.¿Es casi mejor no conocer las noticias de los medios de comunicación? 

La vida es así, Cada uno de nosotros, como meros engranajes de una máquina que funciona sola, sonríe, aunque no sabe por qué o de qué, ni de donde ni para qué. Estamos abrumados, con cuerpo y espíritu revueltos, deseando que todo se aclare, pero ¿nos aclaramos nosotros mismos?.

Esta es una de las reflexiones que hoy me hago DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.