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sábado, 22 de febrero de 2014
DESDE MI CALLE
ESTAR SEGUROS
A todos nos gustaría estar seguros de lo que hacemos. Saber que cada una de nuestras decisiones nos va a conducir, pasito a pasito, más cerca de la felicidad. Tener un carnet de persona feliz, firmado y sellado por la autoridad competente, y que asegurase el acceso directo a esa felicidad. Pero la vida es de otra manera. Ni siquiera los esposos tienen ese carnet, a pesar de que cada día se esfuerzan en hacer al otro más feliz.
Vivimos en un mundo de cambios, de relativismo y de prisas. Tenemos miedo. Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Es posible que aburramos con nuestras agobios, nuestras dudas nuestros miedos. Pedimos señales. Queremos tenerlo todo bajo control. No dejar ni un pequeño hueco a nuestro corazón para que actúe. Decimos continuamente " pido que.." " pido que .." pido que.." No nos damos cuenta que, en cambio, deberíamos decir "qué puedo hacer para ayudar a dar la felicidad", Porque una cosa es pedir y otra muy distinta es dar.
Y si alguien ha hecho algo que nos haya obstaculizado esa felicidad, pensemos que "el perdón es un atributo de los fuertes". Que la felicidad que realmente nos debe importar es, no sólo la personal, sino la de nuestra familia, la de nuestros hijos, la de nuestros nietos.
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.
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