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jueves, 20 de marzo de 2014

DESDE MI CALLE


HIPOCRESIA

Hay una cosa que me saca de las casillas: la hipocresía. Se puede entender todas las debilidades humanas, pero lo que no soporto, es el doble juego, el cultivo de la simple apariencia.

Existe una tendencia a pontificar, a identificar nuestra opinión como la única válida. Una expresión muy clara e hipócrita, es la de "sentar cátedra". ¿Cúantas veces "sentamos cátedra" en nuestros análisis de la sociedad, en nuestros juicios sobre personas y situaciones , apuntando a un bando o a otro?


Otra expresión, hipócrita también, es : "haced lo que os dicen".  El mal ejemplo no desautoriza la fuerza de la palabra, que nunca se confunde con las pobres mediciones humanas. Me cuesta entender esas reacciones apasionadas de quienes, tras algún escándalo, deciden no paticipar o no contribuir económicamente en la solución de los problemas de sus semejantes, o incluso deciden borrarse de tales "limosnas", mientras a ellos no les involucre.

Otra expresón, hipócrita de la misma forma, es : "soy vuestro dirigente y estaré a vuestro servicio para todo". En nuestra sociedad actual nuestros dirigentes no son un modelo de conducta. Mas aún, hoy se defiende una neta separación entre la vida profesional, que debe de ser impóluta, y la vida personal que queda al arbitrio de cada uno.

Debemos de tomar ejemplo de otros países, por desgracia hoy en día cada vez son menos, en que los dirigentes no son simplemente trasmisores de conocimientos, programas para aumentar la calidad de vida de sus ciudadanos, sino un modelo de vida.

Desterremos la hipocresía de esos dirigentes ambiciosos que simulan la honradez con el fin de ocultar sus propias carencias o aparentar méritos de los que carecen.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.