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miércoles, 19 de febrero de 2014
DESDE MI CALLE
TIEMPOS DE MALAS NOTICIAS
Vivimos tiempos de malas noticias. Basta con mirar los telediarios, o leer la prensa, para saber que en el mundo no hay muchos motivos para la alegría. Entre guerras, catástrofes, pobreza, hambre, ... se acaba el noticiario y no hay más que penas, dolores, muertes y más problemas.
Observamos que nuestros gobernantes se dejan llevar por ese ambiente. No sólo no encuentran soluciones, sino que con su forma tiránica del "ordeno y mando", se convierten en propagadores de esas malas noticias, intentando generalizar en la sociedad un pánico que les dé impunidad para aplicar su política, ésa política que origina, penas, dolores, muertes y más problemas.
No provocan guerras entre países, pero sí guerras en el vivir cotidiano. No son terroristas suicidas, pero sí terroristas de la palabra, que saben herir dónde y cuando desean. Han conducido a la sociedad a no tener esperanza, en un mundo que, sobre todo, necesita de ella.
Nosotros, los ciudadanos, ¿como nos comportamos en nuestras relaciones personales, en nuestra vida cotidiana? ¿somos transmisores de buenas o malas noticias? ¿somos testigos de esperanza o de desesperanza? ¿ponemos de nuestra parte el esfuerzo necesario para cambiar los acontecimientos? o, simplemente, ¿es tal nuestra pereza que nos parece más cómodo seguir como estamos, pensando en aquello de "más vale pajaro en mano que cien volando"?
No debemos creerles cuando nos dicen que es prioritario dar de comer a nuestros hijos.
Que no está bien echarles a los perros el pan de los hijos. No debemos creerles, porque ellos con las migajas que nos dejan para nuestros hijos, por debajo de la mesa alimentan a sus perros.
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.
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