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domingo, 18 de mayo de 2014

DESDE MI CALLE


MANUEL LORENZO Y LA REVOLUCION EN PORTUGAL


 Las revoluciones no surgen de la nada. Son, generalmente, el resultado de la explosión ciudadana ante una decadencia civil que la ha llevado a una situación de inconformismo, ante una situación de pobreza social, ante una situación de decadencia moral de los poderosos. No son expontáneas. Nacen y se desarrollan  por diversas circunstancias, políticas, sociales, incluso, a veces, religiosas.

Hoy voy a relatar unos hechos que viví en primera persona, antes de la Revolución de los Claveles en Portugal, aquél 25 de abril de 1974.

Existía en mi pueblo un Bar, se llamaba el Bar Brasil (aún existe ese bar pero no tiene nada que ver con el que cuento, aunque esté en el mismo lugar). Su dueño era Manuel Lorenzo, un portugés que había escapado de la dictadura de Oliveira Salazar en su país y que se asentó en Gernika. Primeramente puso una cantina en la estación del ferrocarril, se casó con una Gernikesa y tuvo tres hijos. Si bien ese Bar era uno normal, pequeño pero muy agradable por la simpatía de Manolo "El Portu" (sobrenombre por el que era conocido), al mismo tiempo era parada de personas que, como él, escapaban de la policía del dictador Salazar. Varias veces conocí y hablé con algunas de esas personas, casi todos jóvenes. Comentábamos, era a finales de los 60, la semejanza entre las dictaduras de Franco y Salazar. Me acuerdo, que en una de esas conversaciones, me dijeron que la oposición en España era poco beligerante. Por las noticias que tenían ellos, sólo el PCE y algunos Jóvenes Vascos eran activos en ese terreno. Que en cambio en Portugal, Mario Soares era su referencia. Había fundado en 1957 en la candestinidad el Movimiento de Unidad Democrática é intentaba reunir a todos los disidentes con la dictadura de Salazar.

Al mismo tiempo, me decían que estaban preparando un levantamiento popular, y que contaban con la ayuda de algunos Oficiales del Ejército, destinados en las colonias y que no estaban de acuerdo con el Gobierno de Salazar.

Como todos los que pasaban por el Bar Brasil, únicamente se quedaban unos días, y luego marchaban a otros lugares, principalmente a París, capital donde extaba exiliado Mario Soares.

Llegó el 25 de Abril de 1974, y no me sorprendió el éxito popular que llevó al desmoramiento de la dictadura, y posterior proclamación de elecciones, con el triunfo en ellas del Partido Socialista Portugués, fundado en Bonn en 1973 por Mario Soares.

Sí que me sorprendió, al recuerdo de las palabras sobre beligerancia de aquellos jóvenes portugueses, que la Revolución hubiese sido pacífica. Que no hubiese muertos y ni siquiera ni un sólo disparo. Lo digo, como lo pensé entonces. Fué como si una luz me hubiese dado a entender que, también las revoluciones pueden ser incruentas. Que también Dictaduras, Gobiernos déspotas y alejados de los verdaderos intereses del pueblo pueden ser derrotados sin derramamiento de sangre.

Ahora tenemos la oportunidad en la convocatoria del día 25, para con nuestro voto, cambiar el rumbo que en Europa ha llevado a la discriminación de parte de ella, por esas políticas antisociales imperantes actualmente.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.


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