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jueves, 27 de febrero de 2014

DESDE MI CALLE


CREER EN ALGO

 ¿Quién es el que dijo: "Creer es la capacidad de soportar dudas"? Algo de ésto acontece en muchos estratos de la sociedad. Personas angustiadas por la enfermedad de algún familiar, padres pendientes de la falta de trabajo de sus hijos, jóvenes asustados por la deficiente educación recibida, etc. etc.

Existen tres verbos que retratan impecablemente a nuestros contemporáneos: Creer - dudar - Pedir ayuda. Sólo se cree lo que se espera, sólo se espera lo que se ama. Cuando el enamorado proclama convencido: "creo en ti", está derrochando amor, confianza, fidelidad, certeza, plenitud. Si digo "creo que lloverá", navego en la duda. Si digo "creo en mi madre", la seguridad es suprema.

Somos muchos los que pensamos que el Creer arranca, no sólo en la familia, sino aún más en la sociedad. Primero fueron los gestos, luego las palabras, siempre la imitación de los padres, de los profesores, de aquellos que, por su experiencia, nos guían en nuestra vida, en nuestros trabajos. Con frecuencia, al crecer nos agostamos, nos debilitamos en nuestras imitaciones.

Crecemos y el traje se nos queda pequeño, por eso compramos una talla más grande. Si embargo queremos seguir creyendo en las expresiones que aprendimos en la infancia, y claro .. no nos valen. Entonces procuramos hacer el esfuerzo de nuevas vivencias y expresiones de acuerdo con la edad, más maduras más críticas.

Nos embarcamos en una marea de incredulidad. Buscamos creer en algo. El ambiente que nos rodea es personalista frente a la tradición y pragmático ante el misterio. Los filósofos exponen explicaciones diversas. Marx dice que el creer proyecta la liberación del hombre. Freud, en cambio, pone la necesidad del creer en las debilidades del hombre, que busca en esa creencia un consuelo a sus frustaciones.

A pesar de todo, tengamos fe en creer en el respeto a los otros, en una sociedad justa y solidaria, en la que los derechos de unos no se superpogan a los de los demás, pese a todos los males, desgracias, infortunios, enfermedades, guerras, desencantos, frustaciones, a los que por desgracia nos tiene acostumbrada esta sociedad incrédula.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.