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viernes, 15 de marzo de 2013

DESDE MI CALLE


AL HILO DE LA CHICHARROLOGIA

Al general de divisón en la reserva, Juan Antonio Chicharro, le han llovido críticas por mantener en público que "La patria es anterior y más importante que la democracia. El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley". Afirmaciones todas que una a una son ciertas, pero que puestas de corrido hacen que el conjunto sea mayor que la suma de sus partes. Porque veamos:

Es indiscutible que la patria es anteror a la democracia, y si, dejamos discurrir silogísticamente a la inteligencia militar, pronto descubriremos gracias al CNI, que también lo es a la Casa Real, a la Banca y hasta a la mismísima RTVE.

Igualmente es correcto apreciar el patriotismo como un sentimiento, aunque aquí podríamos echar en falta su condición de irracionalidad innata al que se abraza por instinto como animal gregario que somos. Por no nombrar que España, más que una patria ha generado cientos de ellas aunque sus acólitos pretendan diferenciarse como nacionalistas o nacionales.

Por último, la Constitución, por sacrosanta que se la presente aquí o en los Estados Unidos, no es más que una ley, y que "La ley está hecha para el hombre y no al revés". Claro que aquí podría decirse lo otro sobre la ley impresa en los corazones y no en las piedras.

Recientemente ha habido otros chicharros de consideración, como por ejemplo el colado por el Presidente del Gobierno cuando exclamó sin sonrojarse eso de "Se que no he cumplido mis promesas electorales, pero me siento muy satisfecho por haber cumplido con mi deber". Excelente argumento moral que, en adelante, permitirá a todo mandatario contraponer cualquier promesa incumplida con su propio incumplimento, a fin de anularlos entre sí. Este argumento me habría venido de perlas cuando de pequeño no había recogido mi habitación como prometía reiteradamente a mi madre "!Mamá!, Sé que no he recogido mi habitación, pero estoy muy satisfecho porque la he dejado como está".

Tampoco ha estado mal el chicharro de Carme Chacón con aquello de "He votado en conciencia". ¿Pero, cómo? En la democracia española, los partidos tienen prohibido expresamente "votar en conciencia". Porque en el Estado Español, los políticos no pueden alardear de conciencia. Para los políticos la disciplina de partido es anterior a la conciencia e incluso a la democracia. Claro que para los rebeldes, la conciencia está antes que la democracia o de la patria, y quién sabe si de la ley.

Así tenemos que, en España, para los militares la patria es anterior a la democracia; para los gobernantes, el cumplimento del deber está por encima de la verdad, y finalmente los políticos anteponen la disciplina a la conciencia. No se quejará Merkel, ni en la Prusia de Bismark se confeccionó lema más apropiado !Patria! !Deber! !Disciplina! para combatir los excesos revolucionarios enarbolados por la proclama masónica de !Libertad! !Igualdad! !Fraternidad! que condujo a Europa al mismo desastre y caos en que se sencuentra ahora.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.