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martes, 22 de octubre de 2013

DESDE MI CALLE


CON FRANCO ESTO NOS PASABA

Han leido bien. No me refiero al chascarrillo que se ha utilizado con diferentes fines de "con Franco esto no pasaba", no. Estamos viviendo situaciones que ya vivimos con nuestro Caudillo por la Gracia de Dios eh. Así, está a punto de entrar en vigor el llamado Código Penal de Gallardon, que muestra un notable retroceso respecto al que fué denominado C.P. de la democracia, aprobado en 1995.
                                                                                                                                                               Los penalistas se refieren a los códigos penales como una "Constitución en negativo": Allí donde la Carta Magna establece derechos fundamentales, el C.P. establece los límites de las libertades, las líneas que no se deben traspasar. Así, el C.P. de Gallardón deja en negativo muchas de las libertades que tanto nos costaron conseguir. La cadena perpetua revisable es, sin duda, el mayor retroceso penal en la transición, y es incompatible con el texto constitucional, el cual establece que las penas privativas de libertad están orientadas hacia la reeducación y reinserción social.

También se criminalizan las nuevas formas de resistencia social, y desaparecen las faltas para convertirse o bien en delitos leves, o bien en infracciones administrativas. En lo referente a los delitos contra la propiedad supone consecuencias regresivas, dado que los hurtos y los delitos contra la propiedad intelectual inferiores a 400 €, que hasta ahora eran faltas, se convierten en delitos leves que generan antecedentes penales. Acciones de protesta como las protagonizadas, por ejemplo, en supermercados por la P.A.H., o el "Top Manta", no quedarán en un simple juicio de faltas, sino que conducirán al banquillo de un juicio penal por delito.

Vemos con esto que la reforma del C.P. planteada por Gallardón pretende adelantar las líneas de las que hablaba al principio, hasta tal punto que colocará a los activistas sociales en la situaación de marginalidad de los proscritos. La Ley de Vagos y Maleantes se refería al tratamiento que había de darse a cualquier elemento considerado antisocial, y posteriormente fué modificada incluso para reprimir también a los homosexuales.

Gallardón nos señala el camino, "CON FRANCO ESTO YA NOS PASABA".

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.