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jueves, 24 de octubre de 2013

DESDE MI CALLE


HOSPITALEANDO

No hay como el hospital como para ponerle el termómetro en el sobaco a la sociedad. En sentido literal y figurado. Basta activar un rato las orejas en modo periodista.

Por ejemplo: En Urgencias - "Esto es una unidad de agudos y hay muchos viejillos que deberían estar en una residencia", comentaba una auxiliar de enfermería cambiando un pañal."Pues como no les toque la Primitiva", resoplaba su compañera.
Diagnostico Uno: Hay mayores que precisan cuidados a los que nos les llega la pensión para financiárselos.

También resulta ilustrativo un fragmento de conversación captado al vuelo junto a uno de los pabellones - "Me ha dicho que controle, que igual puedo fumar un porrillo o dos, pero sin pasarme".
Diagnóstico Dos: Hay jóvenes enfermos con un  modo muy sui géneris de interpretar los consejos médicos, por lo que no es difícil pronosticarles un futuro más incierto, si cabe, que al resto.

Permanecer de oyente en una habitación compartida da para varias tesinas, sobre todo si al enfermo anexo le visitan en un par de horas una docena de familiares, con picos de hasta cinco visitas simultáneas - "¿Qué tal en el mercadillo?" "Saqué lo justo para pagar la mesa y la licencia".
Diagnóstico Tres: La cosa no está malita, está en estado crítico, porque ya ni siquiera los slips o las bragas tres por dos se las quitan de la mano.

"¿La furgoneta de abajo es vuestra?" "Es de éste. Ahí no dejan aparcar, pero como va y viene cuando le parece...."
Diagnóstico Cuatro: Hay quien reclama igualdad, pero sólo a ratos.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos, como debería ser también el hospital, UN hospital de todos.