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miércoles, 5 de febrero de 2014

DESDE MI CALLE




TERRENO HOSTIL.

El terreno hostil puede ser un terreno familiar. Es decir, aquél en que el pueblo pueda disfrutar de una vida con trabajo, sin sobresaltos, con confianza.

Ese terreno familiar nos lo han convertido en algo ajeno, desconocido, tenebroso, montado sobre una serie de prejuicios y barricadas, que nos conduce desde el asombro hacia el escándalo.

Pero, ¿por qué nos sentimos escandalizados? ¿por qué esa barricada? ¿por qué nadie nos lo explica? La pregunta que nos hacemos es ¿por qué ya nos obligan no sólo a dudar sino, y sobre todo, a sospechar que han transformado el terreno familiar en un terreno hostil?.

Cuando aquellos en los que el pueblo había confiado levantan ese muro de barricadas y prejuicios, y no quieren contestar a esas preguntas, en seguida pensamos que hay gato encerrado, que existe truco, que nos la quieren dar con queso. Lo sentimos dentro de nosotros como si lo hubiésemos parido. A otros los pueden deslumbrar, a nosotros, no. !Caramba con esos que se tienen como profetas! !Caramba con esos que creen que por  su posición y, como a los profetas, debe el pueblo tener fe en todo lo que de su boca salga!. De profetas tienen poco, nada, aunque ellos se consideren ser el ombligo del mundo. !!A otros, y a otra parte, con ese cuento!!. Sus maniobras de distración o embaucamiento no engañan ya al pueblo. Malo es dejarse estafar por forasteros, pero sería el colmo que nos dejásemos timar en nuestra propia cara y por los de casa. Lo dicho: !!A otros y a otra parte!!

No sirven ya esas barreras y esos prejuicios. No sirve ya ser falsos profetas. Deseamos vivir en un terreno que no sea hostil, sino en uno en que la vida sea digna y en que desaparezcan esos profetas de pacotilla. !!A OTRA PARTE!!

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.