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martes, 27 de agosto de 2013

DESDE MI CAALLE


POSVACACIONAL ¿SINDROME?

Alguien lanzaba ayer la pregunta: ¿Se puede sufrir síndrome posvacacional en un país con seis millones de parados? La respuesta lógica sería que no, pero seamos realistas: va a ser que sí. El ser humano es el único animal que no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Eso pasa con la salud, con el amor, y, cómo no, con el trabajo.

Un conocido que, afortunadamente, posee ese bien tan preciado hoy en día, como es un puesto de trabajo, y con su empresa, que se plantea algún que otro despido, me contó ésta anécdota: "Hoy he soñado que no me renovaban el contrato. Me he despertado de sopetón y me he dado cuenta de que no era así, sino que hoy empezaba a trabajar tras las vacaciones. ¿Que si me ha costado el volver? !!Ni lo más mínimo!!

Los seis millones de parados (bueno, digamos que una gran mayoría de ellos) darían las vacaciones de un año y de dos por volver a sentir la sensación del síndrome posvacacional que van a sentir la semana que viene otros tantos, o más, millones de trabajadores. Decir éstas cosas, sin embargo, es arriesgarse en ser encuadrado en ese denostado grupo de los adictos al trabajo.

Los psicólogos, a los que estos días se les cuestiona sobre ese síndrome, aseguran que no existe como tal, que es un recurso mediático para rellenar páginas. Pero el hecho de hablar de ello, de que se publiquen opiniones de expertos, de que se le dé carta de naturaleza a ése supuesto síndrome, parece que da argumentos para poder quejarse con motivos de lo dura que es la vuelta, del esfuerzo que supone retomar esa actividad sin la cual no existirían las vacaciones.

A los que van a volver la semana que viene, con o sin síndrome: !!ENHORABUENA!!

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.