ESTRELLAS EN LA NOCHE
Todos tenemos en nuestras vidas estrellas que se nos aparecen luminosas y nos muestran el camino a seguir. Pueden ser personas concretas, pueden ser acontecimientos que nos marcan, pueden ser vivencias que encienden algo especial en el corazón. Eso si, hay que pararse a contemplarlas, detenerse a mirar qué dirección señalan, discernir con sinceridad si son auténticas y nos llevan por caminos de más amor.
En estos meses que Cristina de Borbón y Grecia está en el "ojo del huracán" mediático, es fácil que habrá pensado más de una vez en todo lo anterior. Le vendrán recuerdos de cómo se enamoró de aquella "estrella" del balonmano de apellido (entonces) tan difícil de pronunciar. También es posible se haya lamentado de no haber pensado en si ese enamoramiento le iba a llevar por caminos no sólo de amor, sino de otros cuyo destino no podía figurarse.
Podría haber lamentado seguir la dirección que le marcaba su "estrella" en ese caminar por el mundo de "los negocios". Ese mundo en el que ella, que estaba "empleada" en una entidad financiera, se ha cansado de repetir que no entendía, y que meramente era una cónyuge comparsa, atrapada en las redes del amor.
Joaquín Sabina describe en unos versos esta situaciçon: Que no te compren por menos de nada/que no te vendan amor sin espinas/que no te duerman con cuentos de hadas.Que el corazón no se pase de moda/que cada noche sea noche de bodas/que no se ponga la luna de miel.
(Del album Noches de Boda)
Quizás todo hubiese cambiado para ella, si se hubiese dedicado a eso que han repetido sus abogados: "Que todo fué por amor". Si se hubiese dedicado únicamente a que no se pusiese la luna de miel. Que esa luna de miel no la apagase. Que no se dedicase a mirar para otro lado, cuando el dinero fluía, eso sí "sin saber cómo", a raudales en su matrimonio.
DESDE MI CALLE que es la calle de todos.
