FIN DE UNA REGENCIA
Capitulo I
Era el 10 de Diciembre de 1898. Todo el país gemía por el fin desastroso de una guerra. La pérdida de las Colonias no parecía, a simple vista, haber afectado mucho la vida de la nación. En Barcelona no ocurrió nada. En Madrid, la gente que volvía de los toros, de la cuarta de abono, en la que torearon Guerra, Fuentes y Bombita, organizó una manifestación lanzando mueras contra el Gobierno.
Juan Aymerich hablaba a su hermana de Cataluña, de su libertad perdida y otras cosas de las cuales ella no sabía nada. Le habló de la antigua Catalonia (<Probablemente una derivación del nombre visigodo Gothalauna. Barcelona fué, en el siglo VI, la capital del reino visigodo>, le aclaró); de la "Marca Hispánica" (También entonces fué Barcelona la capital, le dijo); del primer Conde independiente, Wifredo el Velloso; de la unión de Aragón y Cataluña; del rey Don Jaime, conquistador de Mallorca y Valencia; de su hijo Pedro III el Grande, que une Sicilia a la corona, Roger de Lauría al mando de la armada; de los Usatges catalanes; de las expediciones de los almogávares, a las órdenes de Roger de Flor, a Atenas; de la conquista de Cerdeña durante el reinado de Alfonso IV; de Pedro IV, el del Punyalet; de Juan I, el amador de toda gentileza; De Don Martín el Humano y el Parlamento General; de Juan Fivaller, el "conceller" que osó enfrentarse con el rey para defender los FUEROS catalanes; del triste Príncipe de Viana y las intrigas de su madastra, Doña Juana, que engendraron la guerra civil; de los Gremios y los Municipios, en los que se formó una burguesía de trabajadores y comerciantes; del Concellet de Cent, compuesto por ciudadanos de todas las categorías; de la Diputación, junta nombrada por las Cortes para velar por el cumplimiento de las leyes; y de la hermosa lengua catalana que, desde el siglo XIII, empezó a hablarse en el territorio y que dió al mundo un Ramón Llull, de la poesía provenzal, del consistorio de Gay Saber y de los grandes poetas Cervería de Gerona y Ausías March ...........
Juan se exaltaba hablando de las glorias catalanas y ella le escuchaba hechizada. Y luego, igual que Juan, sintió que el corazón se le encogía cuando Fernando el Católico modificó violentamente la organización del poderoso municipio barcelonés y el Conde-Duque de Olivares, bajo el reinado de Felipe IV, intensifica el sentido absolutista y centralizador del gobierno de Madrid y humilla a los catalanes con la imposición de sus tropas, cuyos desmanes levantan en armas al país y, el día del Corpus de 1640, estalla el motín en el que tomaron parte muchos "segadors" que,en tal fecha, acostumbraban a reunirse en Barcelona, y la sangre corrió por las calles y el motín - por la poca prudencia de quien gobierna - según dijo el embajador Contarini al Senado de Venecia, degeneró en una guerra larga y triste, durante la cual Barcelona derrotó al ejército español en la batalla de Montjuich, para rendirse más tarde, después de un asedio de 15 meses, y con ella la mayor parte del Principado. El rey Felipe IV,reconocido por la Diputación General que residía en Manresa, "confirmó" los fueros catalanes, pero allí se acabó la libertad. Y Cataluña pasó a ser un pueblo sometido, mientras Portugal se liberaba de toda tutela y se eregía en reino.
- Ellos tuvieron más suerte que nosotros- terminó Juan con un suspiro.
P.D.: Autores de libro R.Fernández de la Reguera y Susana March.