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lunes, 18 de febrero de 2013

DESDE MI CALLE


CUENTOS CHINOS Y SUS MORALEJAS.

Incapaces de confesar la verdad, nuestros políticos han decidido entreternos, o despistarnos, con una colección enciclopédica de cuentos chinos. Es decir narrarnos un "relato falso o exagerado con el que se pretende engañar, generalmente para presumir o llamar la atención de los demás". 

Muchos cuentos son universales y se repiten tanto si los escriben los hermanos Grimm, Hans Christian Andersen o incluso Mozart en su Opera "La Flauta Mágica". Sobre una misma historia se tejen variaciones.                                Un gran fabulador es Carlos Floriano. Pilla el argumento laboral, y El Estatuto de los Trabajadores, se lo aplica al ex-marido de Ana Mato, a la razon ministra de Sanidad, y resulta que es imposible despedir a un trabajador. ¿La moraleja? Los seis millones de parados que hay en España se quedan con la boca bierta cuando escuchan a Floriano en sus Momentos Florianos.
 Aún es mejor la historieta del amo del tesoro despedido porque los jueces de negro le pisan los talones por el dinero idem, pero cobra todos los meses hasta que están a punto de descubrirse sus cuentas en Suiza. Más curioso es que al tesorero expulsado del reino del azahar y miel le sigan pagando religiosamente las cuotas de la Seguridad Social. !!Un despedido al que la empresa paga el seguro!!. Ni Italo Calvino en su recopilación de Cuentos populares italianos hubiera sido capaz de encontrar una fábula tan imaginativa. Un PP temeroso de perderse en el bosque de los escándalos echa migas de pan que son devorados por los pájaros de la realidad. Hoy nadie sabe si será capaz de reencontrar el camino del centro y la honradez. ¿La moraleja? Todos los españoles quisieran trabajar para una empresa como el PP.
La fábula de Urdangarín es la del aprendiz de brujo. El marido de Cristina de Borbón pensó que podía multiplicar infinitamente los eventos deportivos con los que llenar sus cuentas corrientes. Sin embargo, su avaricia y falta de habilidad, han desbordado sus escasas capacidades y ahogan en un mar de escándalo todas las casas, incluída la del Rey, que ha tocado. ¿La moraleja? Nadie debe volar más alto de lo que permiten sus alas.
El cuento de las declaraciones de la renta, comienza el día que se descubre que un partido político tiene unas cuentas en B. Todos en el reino lo sabían. Un secreto a voces. De hecho no era el primero ni será el último en manejar dinero negro, pero la novedad era que había papeles. Los asesores de los mandatarios pensaron en una solución para evadir las preguntas comprometidad. Inundaron de hojas-de la declaración de la renta-las redacciones de los medios de comunicación para generar una gran confusión y extenderla entre los súbditos. ¿La moraleja? No dejes de que las hojas te impidan ver el bosque.

Los cuentos son para niños o para mayores que mantienen la ilusión. Los ciudadanos han madurado, algunos incluso sin querer, y ya no están para que intenten dársela con queso. Si los políticos piensan que sus falsas historias pueden entretener aún a la gente, siguen sin entender nada de lo que ocurre en la calle.

Lo digo con toda firmeza DESDE MI CALLE, que cada día es más la calle de todos.