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miércoles, 2 de enero de 2013

CELEBRACIONES/COMIDAS/CENAS - NAVIDAD!

Estos días de Navidades suelen ser días de celebraciones familiares, comidas de empresa, de amigos y compañeros de estudios, etc. Proliferan las cenas, los brindis, el salir a tomar "copas".
Hace tiempo las más importantes celebraciones solían ser las cenas de Nochebuena y Nochevieja. Cenas familiares, donde se reunían parientes, hermanos, cuñados, padres, abuelos, niños. Las conversaciones proliferaban, de espectáculos, fútbol, cotilleos, etc. Se dejaban aparte rencillas que durante el resto de año se tenían entre los familiares, discusiones sobre si uno es más inteligente que tú, si su posición económica es mejor que la de uno, celos del status del otro, de la discusión sobre los hijos, ... Todo quedaba relegado esos días a un segundo plano. La mesa repleta de platos con comida que no se probaban normalmente, no en esas cantidades. Las conversaciones rivalizaban con los gritos de los niños, sus lloros, los padres pidiendo que se callasen. Es decir, ésa "armonía", desanormizada, que hacía que fuesen tan especiales esos días. Los brindis con buen vino, con "champagne", los cantos de villancicos, la clásica buena voz de alguno de la mesa cantando y todos acompañándole y apludiéndole.Esa extraña felicidad que se vislumbrabra en los rostros de todos, la costumbre de celebrar la llegada del año nuevo comiendo uvas con cada campanada, los besos deseando un feliz año nuevo. En fin "LAS NAVIDADES".
¿Qué ha sucedido para que todo eso haya quedado en el olvido? Las comidas son breves, todos quieren salir pronto de esa Mesa Familiar. Nos hemos hecho individualistas. Ya no se comparte esa alegría, se busca el ir cuanto antes a la casa de cada uno (como en casa en ningún sitio). Los jóvenes apenas conocen a sus parientes, los hermanos, cuñados, no apartan sus resquemores, se acuerdan de lo malo, no hacen nada por disimular que no están a gusto. Los padres sufren al ver que se va poco a poco resquebrajándose la union entre los suyos, que la tensión está latente durante la comida, que los niños no juegan con sus primitos, etc.
Y llegado la hora de las campanadas que dan el paso de un año al siguiente, apenas hay gente en la mesa, los besos deseando felicidad para el año nuevo, casi han desaparecido. Son sustituidos por ruidosos saludos, abrazos de compromiso. Falta el cariño y el amor de dentro de la casa.
Se celebra la llegada del año en plazas atestadas de gentes que gritan y saltan con un júbilo desaforado, dando saltos con botellas de licores en sus manos, o bien en lugares donde se citan millares de personas en macrofiestas bailando y bebiendo hasta bien entrada la mañana del año nuevo.
Mientras en sus casas, los mayores van recogiendo la mesa. Esa mesa que con tanto cariño la habían preparado para recibir a su familia, con la angustia de saber cómo llegarán a casa los jóvenes. También con el desencanto de no sentir la algarabía de los niños, sabiendo que igual el próximo año sucederá algo parecido, como fué el anterior y el anterior. Una vez recogida la mesa, les queda la tristeza y el deseo que el próximo año sea distinto.

Que no sea la nuestra la única VOZ QUE CLAMA EN EL DESIERTO, pues a pesar de todo !!QUE BELLO ES EL VIVIR".