DESDE MI CALLE

LA JUBILACION Y SU IMPACTO EMOCIONAL.

Hay quien está deseando que llegue la edad de jubilarse y también quienes no saben muy bien cómo afrontar la nueva situación a la que se enfrentan.

Exactamente, por jubilación se entiende la interrupción definitiva de la vida laboral activa debido a su edad o a situaciones laborales o de salud que obliguen a adelantarla. Aunque cada vez son los menos, todavía hay personas que consideran que la pérdida de este rol profesional conlleva una pérdida de reconocimiento personal. Este grupo tiende a relacionar la pérdida de dicho reconocimiento a una pérdida también de estatus, y consecuentemente a una reducción de ingresos. Uniendo todos estos factores, no es de extrañar que la jubilación conllueve para algunas personas un estrés emocional importante o una merma de la autoestima.

Sin embargo, hoy son más los individuos que le dan la vuelta a la tortilla y encuentran en ese retiro profesional muchas más ventajas que impedimentos. Situaciones positivas como descansar, aprovechar el tiempo perdido, poder dedicarse a aquellas actividades que el trabajo no permitía, viajar o quedarse en casa con los suyos, son algunas de las opciones que se abren ante el nuevo futuro que se les presenta.

No obstante, para ser realista, hay que darse un tiempo para asimilar la nueva situación, ya que si bien en un principio puede ser de alegría, una especie de sensación de estar de vacaciones, al pasar los días se tiende a sufrir una situación de decepción, hiperactividad o astenia (cansancio, fatiga). Progresivamente el individuo irá aceptando que está jubilado para finalmente alcanzar un equilibrio entre sus posibilidades y recursos.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos, y de éste felizmente jubilado.