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sábado, 20 de julio de 2013

DESDE MI CALLE


LA COSA NOSTRA EN ESPAÑA

En una turbadora secuencia del Padrino III, el sicario Vicent Mancini le sugiere al capo Michael Corleone que incremente el número de pistoleros. A lo que éste le replica: "No necesito más matones, necesito más abogados".

En otro orden de cosas, una de las imágenes más repugnantes que la televisión escupía dias atrás, es la de un nota llamado Blesa, metido a banquero de fortuna y que, tras pasar fugazmente por el trullo, suelta entre otras perlas cultivadas, que no se arrepiente de nada de lo que ha hecho. Y lo dice con inflexión altanera, satisfecho, seguro de sí mismo, protegido por la proximdad de sus abogados, y frente a una pobre mujer con un cartel en la mano que dice Contra el fraude de las Preferentes, que se desgañita con todo tipo de improperios ente la nube de reporteros que cubren la noticia. Es el retrato más desolador de la impunidad.

Durante las últimas décadas, la descomposición del sistema político ha trazado sobre el mapa de nuestro maltratado país un peculiar laberinto, que, desde la irrupción inaugural del saqueo público a manos de delincuentes disfrazados de concejales de Urbanismo, constructores y acreditados bufetes de abogados, hasta el pinchazo de la burbuja, la fechoría y el bandidaje corporativo ha ido mudando de disfraz.

 De aquellos casos de corrupción y megalomanía de carnaval, de féminas rellenas de silicona y tipos con atuendo de macarra luciendo palmito por las costas españolas, hemos pasado a "personajes" con Rolex, gomina y traje con raya diplomática, con extremidades que penetran en todos los estamentos del Estado, desde la familia real hasta el chófer de un consejero de la Junta andaluza. Y lo insultante de todo ello es que semejante guiñol está ocurriendo en el mismo lugar y a la misma hora que un gran parte de la población atraviesa penurias que desconocía, o que los que llegaron a conocerla la habían olvidado.

Lo sorprendente de la corrupción y el actual estado de cosas es que viajan en sentido inverso a la historia que narra Mario Puzo en su novela. Don Vito Corleone tuvo un sueño feliz: que la próxima generación de su familia llegara a codearse con el mundo respetable. Don Vito llegó a imaginar a un hijo congresista con la influencia y el poder legal que él nunca pudo tener, ni siquiera comprar. Pero la realidad con la que algunos sueñan aquí, desde despachos y cargos supuestamente respetables, es la contraria: acabar con la respetabilidad para entrar a formar parte de una trama corrupta.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.