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jueves, 17 de diciembre de 2015

DESDE MI CALLE






MARIJESES EN GERNIKA

 

La tradición de los Marijeses consiste en un novenario cantado por un grupo de personas que recorren las calles de Gernika de 4 a 6 de la madrugada, las nueve noches anteriores a la Navidad.

Desde el día 16 hasta el 24 de diciembre, un solista, seguido del coro va cantando los misterios de la Virgen y de la Navidad. El coro parte del atrio de Santa María –en la actualidad se inicia la ronda por detrás de la parroquia- y va recorriendo distintos itinerarios cada día, para terminar nuevamente en la parroquia de Santa María..

Las melodías y estribillos que se cantan son tres –como si correspondieran a los tres actos de una obra teatral-. Las cuatro primeras noches se canta la melodía: “Abendu santu honetan”, segida del estribillo “María José, Jesús María”. A partir de la quinta noche se canta la melodía “Bilosik bazagoz ere” con el estribillo “Jesucristo adoratzen zaitugu, Jesucristo”.

El último día se hacen tres rondas. En la madrugada del 24 se canta la melodía “Nazareteko tenpluan dago”. A las ocho de la mañana se realiza otra ronda, con participación de txistularis y que termina con el estribillo “Ta bart Belenen, ta bart Belenen, jaio da Jesús Nazaren”. Tras terminar esta ronda se inicia otra que durará hasta el mediodía y es cuando se lleva a cabo la cuestación.

ORIGEN DE LOS MARIJESES
José Antonio Arana cree que los Marijesiak de Gernika constituyen un resto de una pieza teatral, que con el tiempo fue perdiendo su primitiva factura escénica para convertirse en una ronda callejera.
En cuanto a su estructura musical cree que aunque los textos se han mezclado, y se cantan indistintamente con una u otra melodía, lo cierto es que los Marijeses se dividen en tres partes bien definidas por las tres melodías diferentes que se interpretan.

Esta estructura musical de los Marijeses corresponde a una obra teatral en dos actos y un epílogo. La primera parte se iniciaría con un saludo ritual a la Eucaristía y continuaría con el anuncio del Nacimiento y las estrofas referentes a lo que podríamos encuadrar dentro del Antiguo Testamento o preparación del misterio de la Redención. Trascurre este acto desde Adán hasta la Anunciación del Ángel a María. El segundo acto, con una segunda melodía, cuenta ya el Nacimiento, la Adoración de los Reyes, las escenas de Herodes, y el anuncio a los pastores. El epílogo, con una tercera melodía, es la fiesta de los pastores y la despedida de los actores.

La duración de la obra sería de hora y media, aproximadamente. Este espacio de tiempo era tradicionalmente respetado hasta hace unos quince años en la ronda guerniquesa. El crecimiento del espacio urbano hacía que la ronda tuviera que ampliar su recorrido para hacer llegar a todos los rincones de la villa su mensaje.

ANTIGÜEDAD DE LOS MARIJESES
Las primeras noticias que se tienen de los Marijeses se remontan al siglo XVII, donde aparecen ya impresas algunas de las estrofas que actualmente siguen cantándose. En 1691 el sacerdote durangués Nicolás Zubia Araoz (1647-1694) publicó en San Sebastián una Doctrina Cristiana en Basquence de la que no se conserva ningún ejemplar. Su contenido nos es conocido por otro libro que otro sacerdote durangués, José de Lezamiz (1654-1708), publicó en México en 1699: Vida del apóstol Santiago. En este libro de Lezamiz aparecen las Coplas a la Encarnación y Nacimiento de Nuestro Señor Jesu Christo, tomadas del libro de Zubia. Estas coplas, y muchas más, son las que componen los actuales versos de los Marijeses de Gernika que tienen fecha de impresión de fines del siglo XVII. No será aventurado pensar que, puesto que Zubía no dicen que sean propias, sean tomadas del pueblo que las cantaría desde mucho antes. Desde ese antes que puede ser el de la pieza teatral que repetida Navidad tras Navidad quedaría fijada en la memoria del pueblo.
Aquella pieza teatral primitiva vasca, algunas de cuyas estrofas no fueron conservadas por Zubía y Lezamiz, pasaron nuevamente a ser recordadas impresas por Barrutia en el siglo XVIII.

Los Marijeses de Gernika fueron primeramente publicados por Pedro Garratza, llamado en realidad Pedro Bidaguren Barayazarra (1867-1951). Hacia 1915 imprimió en Gernika, en la imprenta de Gotilla y Ormaechea, un librito titulado Canta Barriak Gaboneracuac bederatzi egunian cantateco-Marijesiac burus euquiteco direnac o Cantos de Navidad para ser cantados durante nueve días, o sea, Marijeses que han de saberse de memoria. En el citado librito aparecen 75 estrofas con los 32 versos que se han de cantar los cuatro primeros días, los 31 de los cuatro siguientes y el resto para el último día, 24 de diciembre.

Aunque los Marijeses se han celebrado desde época inmemorial, la falta de documentación solo permite remontar a principios del siglo XX para saber cómo se cantaba. Como aceptación general, se puede afirmar que el grupo que hacía la ronda estaba formado por un solista más cuatro o cinco acompañantes que formaban el coro.

En 1915 peligró la supervivencia de los Marijeses. La Guerra Mundial hizo que las fábricas de armas de Gernika trabajaran a tope y que los Marijeses no pudieran perder sueño en las nueve frías noches del novenario. En tal circunstancia, un grupo de 15 estudiantes se dispusieron a cubrir la vacante de los armeros. 
Parece que la ronda de Marijeses se iniciaba arrodillándose todos, para cantar la primera estrofa, en el último peldaño de la grada de Santa María. Allí se iniciaba el recorrido por las calles del casco de Gernika. 

Acabada la Guerra Mundial en 1918, volvió a salir el quinteto tradicional, si nien acompañado por algunos estudiantes que habían tomado gusto a la tradición.

En 1937, sin calles donde cantar, hubo otro parón hasta que en 1940, con la villa aún destruida, surgió de nuevo la tradición.

IMPORTANCIA DE LA CUESTACIÓN

Los grupos eran cerrados, al solista le acompañaban 4 ó 5 personas, a veces seis, pero no más, entre los cuales se repartía la cuestación. Si el grupo fuera mayor, la “partija” sería menor.

Las condiciones que soportaban los Marijeses eran duras: Después de cantar de 4 a 6 de la madrugada, solo les quedaba una hora para recuperar fuerzas, ya que a las 7,30 tenían que ponerse nuevamente en marcha dirección al taller, donde les esperaba una dura jornada de mañana y tarde. Por ende el mantenimiento de la tradición suponía un sacrificio que se veía comprensado el último día de la cuestación.

Durante el racionamiento de la época de la postguerra las condiciones de vida eran muy duras. Agustín Irazabal, de la panadería Labakoa, empezó a ofrecer al grupo de Meaza unos panecillos –pan blanco- cuando pasaban por su tahona. Los bares les ofrecían botellas de licor.

Cuando la situación se normalizó, los Marijeses empezaron a entrar en la panadería para ofrecer vino o licor a los panaderos a cambio del tradicional pan. Hoy en día la tradición se mantiene y la entrada a la panadería de Labakoa, es una de las paradas obligatorias.

El último día, 24 de diciembre, era muy especial para los Marijeses. Ese día no iban al taller. Tras la primera ronda de las 4 de la madrugada, se iniciaba una segunda a las seis de la mañana. Para entonces el pueblo ya se estaba despertando: Los madrugadores y madrugadoras iban a la primera misa, las pescadoras de Bermeo empezaban a abrir sus pescaderías y las aldeanas se disponían a preparar sus puestos para la venta de sus productos de caserío.

En esta segunda ronda ya iban acompañados de txistu y el atabal, para tocar el aurresku y bailar con los que ya habían salido de sus casas. Este aurresku y su correspondiente baile, antes de la guerra tenía lugar en la plaza del ayuntamiento, y después de la guerra en el Pasileku..

Tras esta segunda ronda, venía la cuestación. Ésta solamente era realizada por el grupo reconocido. El trabajo era arduo. Había que recorrerse todo el pueblo y subir las escaleras de todos los pisos, ya que la cuestación se hacía de puerta en puerta. El solista se quedaba en el portal y el resto del coro subía las escaleras mientras iba cantando las estrofas. La “partija” –cantidad que correspondía a cada componente del grupo- podía variar entre las 300 y 500 pts.

Hacia los años 60 la situación económica había mejorado de manera considerable. En las fábricas se ganaba más dinero y las necesidades se podían cubrir mejor, así que el desánimo iba calando en el grupo de los Marijeses. Ante tal situación, hacia 1963, Alberto Zubiaurre logró una subvención del Ayuntamiento de 10.000 pts para que los Marijeses siguieran cantando y la tradición no desapareciera.

En 1965 se hizo una convocatoria popular para que acudiera más gente a hacer la última ronda con el mensaje de “Marijesiak gernikaleentzat”. La respuesta fue masiva..

A partir de los años 70 el grupo se abre, aumenta considerablemente en el número de personas que se dan cita para cantar el novenario, pasando la cuestación a segundo plano. Los solistas ya no acuden a cantar atraídos por la bolsa, sino por un deseo innato de mantener la tradición, dedicándose el dinero obtenido a fines benéficos.

MANUAL DE BOLSILLO
En 1997 se editó un
manual. En él se recogen las estrofas que se cantan actualmente, en una versión que combina tanto las grafías normativas del euskera literario actual, según las reglas de Euskaltzaindía, como la transcripción de fonetismos y localismos guerniqueses como la “ñ” y la “ll” sin las que se perdería el ritmo del canto y el sabor popular que ha perdurado generación tras generación.
Los cuatro primeros días todas las coplas se cantan con la melodía de “Abendu santu honetan...”, seguidas del estribillo “María, José/ Jesús, María”

DESDE MI CALLE


OLENTZERO


Olentzero es un carbonero que se representa como un hombre grueso, desharrapado, manchado de carbón, de buen comer y borrachín. Aita Donostia lo describe como "cabezón sin inteligencia" (buruhandia, entendimendu gabea) o "puerco barrigudo" (urde tripaundia). Su singular característica es que vive aislado de la sociedad dedicado a hacer carbón vegetal en el bosque gustándole comer y beber bien y cada invierno baja de las montañas a los pueblos.

La primera referencia en la historia es con los Fueros Navarros. Según el historiador Isasti de Lezo (XVII), Onenzaro es el nombre recibido por la víspera de Nochebuena.

 Hay constancia de la existencia en el territorio vasco de la conmemoración del solsticio de invierno y el renacimiento de la naturaleza y del sol. En esta línea, el aspecto desharrapado, descuidado y viejo del personaje simbolizaría el tiempo pasado y su quema, manera habitual en la que terminaba el pasacalles del día de Nochebuena, representa la destrucción de toda relación con el "tiempo viejo" y el recibimiento de un nuevo tiempo. El paso de un tiempo que ya muere a uno renovado y lleno de vida, en palabras de J.M. Satrústegui, "supone dejar el camino libre al año que llega".

 El cristianismo adaptó las costumbres locales anteriores a sus nuevas creencias. El personaje Olentzero se habría convertido en el anunciador de la noticia del nacimiento de Jesús (como también lo hicieron los gentiles, que coinciden con Olentzero en el tipo de vida aislado que mantienen). Se dota al personaje de un significado cristiano y hogareño acorde con las enseñanzas de la iglesia católica. La comparación con el nórdico Papá Noel, en particular en el País Vasco Francés, fue inevitable.

Desde la representación del "tiempo viejo" hasta la actual encarnación del bonachón carbonero que hace regalos a los niños se ha producido una evolución muy profunda. La mayor parte de la misma se ha realizado en la última parte del siglo XX.

El personaje de leyendas relacionadas con el sincretismo entre la mitología vasca y las tradiciones cristianas locales: un gigante o jentil que se convierte al cristianismo, da paso a las versiones más modernas de un carbonero que vivía en el monte y al que no le gustaban nada los niños. Cuando bajaba al pueblo a vender el carbón los niños se escondían de él. En el siglo XX la figura de Olentzaro incorporó elementos de las tradiciones de Papá Noel-Santa Claus, de los Reyes Magos y del Niño Jesús convirtiéndose en un personaje que el día de Navidad trae regalos a los niños.

 Su historia se ha enriquecido con relatos e iconografía contemporánea. Unas versiones inciden más en los aspectos cristianos de su historia; otras eliminan los aspectos religiosos, pero conservan los mágicos, y otras suprimen todos los aspectos sobrenaturales de su historia, de forma que puede ser seguido por otras religiones e incluso por ateos. Hay versiones que lo convierten en un embajador de buena voluntad y espiritualidad, mientras la publicidad comercial incide en el aspecto de los regalos materiales. Además, algunos grupos inciden en los aspectos de la nacionalidad y la cultura vasca de la tradición, mientras otros los evitan. La versión tradicional lo suele presentar sucio, y fumando en pipa, aunque muchas veces, especialmente para el comercio, se crean muñecos de Olentzero limpios y sin tabaco. Hay quien lo considera una figura burlesca, y otros venerable. Así la canción tradicional de Olentzero, que en muchas versiones lo describe como entendimendu gabea ("sin entendimiento"), en otras versiones lo proclama entendimentuz jantzia ("(re)vestido de entendimiento").

 Últimamente se ha introducido la figura de Mari Domingi (una mujer mencionada en una canción tradicional en euskera) como esposa o novia de Olentzero, con la intención de evitar el supuesto sexismo que tendría el dar todo el protagonismo a un personaje masculino. Diversas voces —sobre todo feministas— han criticado que se altere la tradición de este modo con el fin de dar a Mari Domingi un rol que a fin de cuentas resulta netamente secundario.

Canción tradicional

 

Olentzero joan zaigu
mendira lanera
intentzioarekin
ikatz egitera.
Aditu duenean
Jesus jaio dela
lasterka etorri da
berri ona ematera.
Horra! Horra!
Gure Olentzero!
Pipa hortzetan duela
eserita dago
kapoiak ere baditu
arraultzatxoekin
bihar meriendatzeko
botila ardoakin.
 Olentzero buruhandia
entendimentuz jantzia
bart arratsian edan omen du
bost arruako sagia
ai urde tripahaundia
la,lara,lara ai urde tripahaundia
la,lara,lara,laralara
Olentzero se ha ido
al monte a trabajar
con la intención
de hacer carbón.
Cuando ha oído
que ha nacido Jesús
ha venido corriendo
a dar la buena noticia.

¡Míralo! ¡Míralo!
¡Nuestro Olentzero!
Está sentado
con la pipa entre los dientes
también tiene gallos capón
con huevecitos
para merendar mañana
con una botella de vino.
Olentzero cabezón
tan sabio
ayer por la tarde se bebió
un montón de litros de vino.
¡Ay menudo tripón!
la,lara,lara
¡Ay menudo tripón!
lara, larala, laralala


PASTORAL: SANTO DEL DIA




  San Modesto
Restaurador de Jerusalén
 Año 634


Este santo se hizo especialmente benemérito de la Iglesia Católica por haber restaurado los templos de los Santos Lugares de Jerusalén, después del terrible destrozo que hicieron allí los persas.

En el año 600 el rey persa Cosroes, pagano y enemigo de la religión católica invadió la Tierra Santa de Palestina, y ayudado por los judíos y samaritanos fue destruyendo y quemando sistemáticamente todo lo que encontró de católico por allí: templos, casas religiosas, altares, etc. Mandó matar a millares de cristianos en Jerusalén, a muchos otros los vendió como esclavos y al resto los fue desterrando sin piedad. Al Arzobispo de Jerusalén, San Zacarías lo envió al destierro también.

Y fue entonces cuando Dios suscitó a un hombre dotado de especialísimas cualidades para reconstruir los sitios sagrados que habían sido destruidos. Fue Modesto, superior de uno de los conventos de Tierra Santa.

Después de varios años en que los habitantes de Palestina tuvieron que portar el régimen del terror de los persas o iraníes, los excesos del ejército del rey Cosroes y los desmanes de los judíos, que aprovecharon la situación para destruir cuanto templo católico pudieron, de pronto se apareció el emperador Heráclito con su ejército y fue derrotando a los persas y alejándolos de esas tierras.

 Y aprovechando esa situación ventajosa, Modesto se dedicó con todas sus fuerzas y ayudado por sus monjes a recoger ayudas de todas partes y a reconstruir los templos destruidos o quemados por los paganos. Lo primero que reconstruyó fue el templo del Santo Sepulcro, y luego el de Getsemaní o el Huerto de los Olivos y la Casa de la Última Cena, o Cenáculo, y muchos más. Pedía ayudas por todas partes y poco a poco iba reconstruyendo cada templo, pero teniendo cuidado de que se conservara la antigua forma que tenía antes de la destrucción de los persas.

Las gentes contribuían con mucha generosidad, y así el Arzobispo de Alejandría en Egipto le envió mil cargas de harina para los obreros, mil trabajadores, mil láminas de hierro y mil bestias de carga. Y algo parecido hicieron los otros.

Cuando el emperador Heráclito de Constantinopla logró derrotar a Cosroes y quitarle la santa cruz que el otro se había robado de Jerusalén, el mismo emperador quiso presidir la procesión que devolvía la cruz de Cristo a la ciudad santa pero al llegar a aquellas tierras se encontró con una destrucción tan total y terrible de todo lo que fuera sagrado, que Heráclito no pudo menos que echarse a llorar.

Y como el Arzobispo San Zacarías había muerto en el destierro, al emperador le pareció que el que mejor podía ejercer ese cargo era Modesto y lo nombró Patriarca Arzobispo de Jerusalén. Fue una elección muy oportuna, porque entonces sí tuvo facilidad nuestro santo para dedicarse a reconstruir los centenares de templos y capillas y demás lugares santos destruidos por los bárbaros.

Modesto continuó incansable su labor de reconstruir templos, recoger ayudas e inspeccionar los trabajos en los diversos sitios. Pero un 18 de diciembre, mientras llevaba un valioso cargamento de ayudas para la restauración de los santos lugares fue envenenado por unos perversos para poder robarle los tesoros que llevaba, y así murió víctima de su gran trabajo de reconstrucción.

Orfeón Pamplonés - Iruñeko Orfeoia