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lunes, 14 de enero de 2013

DESDE MI CALLE


OPIO Y LEPRA.-

Ha pasado ya este fin de semana, y nuevamente hemos tenido fútbol y más fútbol. Las emisoras de raadio, las televisiones de pago, los comentaristas deportivos, los espaciones, dentro de las noticias diarias, de la sección de deportes. Durante los años oscuros de la dictadura franquista, el tópico era "el fútbol es el opio del pueblo", refiriéndose a que si se hablaba de él, de los derbys, de las quinielas, la gente no pensaba en otras cosas, en la falta de libertad, en la penuria en que la mayoría de la población vivía, de la emigración de las provincias más pobres a las zonas industriales, a la emigración a Francia, Alemania, a Suiza, a navegar por esos mares, etc. Es decir, a ganarse el pan como se podía.
Hoy en día, en esta pseudodemocracia en que estamos instalados, las circunstancias apenas han variado. Sigue siendo el fútbol y el deporte en general "el opio del pueblo". Esa libertad por la que tanto se deseó y luchó, ha desaparecido, si es que alguna vez existió. Las familias en su mayoría miran al final del mes con temor, a ver si pueden pagar la hipoteca, los gastos del colegio o de la universidad de sus hijos, cuyos gastos con esto de los recortes-necesarios é imprescindibles dicen desde los gobiernos é instituciones- se hacen casi insoportables. Los recortes también han llegado a la sanidad, esa sanidad que debe ser de todos y para todos, pero que nos han hecho casi imposible disfrutarla, con repagos de las recetas, la implantación en algunas autonomías del euro por receta, la privatización del servicio sanitario concriterios únicamente de rentabilidad, etc.
Si en la antigüedad había un colectivo que la sociedad de entonces rechazaba, eran los leprosos. Hoy en día hay muchos colectivos a los que se les considera leprosos, rechazados por los gobernantes, son esos millones de parados que inútilmente hacen cola en las oficinas de empleo en busca de un trabajo que no llega, pues no existe trabajo para tantos. Leprosos que van aumentando día a día con los ERE, con el cierre de pequeños negocios, de autónomos. Leprosos que ven como les arrojan, si arrojan, de sus viviendas. Las autoridades no se nota que pongan interés en solucionar esta sangrante enfermedad de la lepra del siglo XXI, sino que el ciudadano percible que, por el contrario, están confabulados en que se siga por ese camino.                                                                                                                  Pero ya el que se hable de fútbol no contenta, ya ese "opio" está desapareciendo, a pesar de que puntualmente se vean estadios llenos, pues la gente va aparcando el fútbol a un lado, ya sale a la calle manifestándose contra las privatizaciones en sanidad, contra los desahucio, contra el timo de las preferentes, contra la corrupción política, contra el cierre de urgencias en pueblos que en el caso de una necesidad por enfermedad, accidente o de alguna operación, les hacen desplazarse a varios kmts., muchas veces por carreteras vecinales con riesgo para el que les lleva, ya sea algún partícular o ambulancia, y naturalmente para ellos.
Los leprosos actuales no se callan, se agitan, acuden a los medios de comunicación, se hacen oir. Los gobernantes no les hacen apenas caso, pero CUIDADO, cuando al pueblo se le cansa, es impredecible su reacción. La historia está llena de esas reacciones que acaban en UNA REVOLUCION. Y ya no hay OPIO que les adormezca, ni LEPRA que les impida caminar hacia adelante, en busca de esos derechos que siendo suyos, han sido anulados por sus gobernantes. El derecho a la Vivienda, a la Libertad,al Trabajo,a  una Vida Digna para ellos y los suyos.

En todo esto reflexiono, cuando yo también camino hacia adelante DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.