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lunes, 29 de febrero de 2016
DESDE MI CALLE
ENFERMEDAD ACTUAL, Y ALGO DE POLITICA
Con ésto que ahora parece que todo produce cáncer, hasta los filetes de ternera, uno cada día tiene más fé en las tisanas y en los productor naturales. De jóvenes nos reíamos un poco de las tías mayores y de las abuelas que eran aficionadas a lo que nosotros llamábamos "aguachirles". Hoy les daríamos la razón. Por eso, a lo mejor cada día admiro más a los que se dedican a intentar sustituir los llamados medicamentos químicos oficiales (antibióticos, analgésicos, capsulitas, pastillas, inyectables o jarabes y tal, de carácter y origen farmaceútico). Tomamos medicamentos varios como si fuesen caramelos para cualquier cosa que ocurre, sea seria o simplemente incómoda. Nos hemos acostumbrado mal, en cuanto notamos una ligera desviación de nuestra confortable vida cotidiana, !hala!, el medicamento de turno, inconsciente o poco consciente casi siempre.
No queremos conformarnos con la contaminación ambiental, y de la otra, que trae constantemente nuestra sociedad por los coches, el tabaco, las industrias desaforadas, cuando no hasta por los envases líquidos y los tejidos con que nos vestimos. Ya conviene incluso mirar la ropa interior por si llevara cloruro de polivinilo o algo así, o cualquier componente químico que suele sonar a algo satánico o brujeril. Hay que negarse definitivamente a ponerse enfermo por si resultara verdad lo de que en gran medida la enfermedad como tal es una actitud mental o emocional, según los casos. Hay quien asegura que lo que tenga que ocurrir va a pasar, queramos o no que ocurra, y que debemos seguir viviendo del modo más apaciblemente posible y no asustarse por nada.
Cambiemos de tema y vayamos, con un corto comentario, a la actualidad política.
La esperanza más seria e importante la tendremos uno de éstos días, cuando surja, no antes. Las urnas hablaron, pero por lo que estamos viendo no significan mucho sin el parlamento puesto en serio y dejando de hacer virguerías dialécticas y componendas varias. Y se aclaran aún menos con todas éstas pamplinas. Pero hay que tener fe en el ser humano que cada uno de nosotros es. Esperemos acontecimientos y no seamos pesimistas.
Vivamos el día a día.
DESDE mi calle, que sigue siendo la calle de todos.
¿Para qué sufrir a lo tonto, si al final del camino nos vamos a morir queramos o no queramos? Quedaremos disueltos en niebla y en ausencia como sonrisas de lactante.
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