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domingo, 29 de diciembre de 2013

DESDE MI CALLE



CABALGATA DE REYES


Llegan las Navidades. Aparecen en las casas los Portales de Belén, los Arboles de Navidad. Dentro de unos días será el 6 de Enero, Día de los Reyes Magos. En todos los pueblos y ciudades habrá las clásicas Cabalgatas de Reyes. Los niños en las aceras con los ojos abiertos de asombro, los más pequeños, y de esperanza de recibir los regalos pedidos, los más mayorcitos. Los Pajes que acompañan a los Reyes arrojando caramelos al paso de la comitiva. Las televisiones, publicas y privadas, transmitiendo las cabalgatas de las ciudades más importantes. En los pueblos, las fotos de los mayores para una vez reveladas enseñarlas a sus hijos. Alegría y Felicidad, en resúmen.

De esa alegría, y, mucho menos, de esa Felicidad son muchos padres y muchísimos niños los que carecen de ellas. Ni siquiera conocen el sabor de esos caramelos. Se conformarían con un pedazo de pan y algo caliente que llevarse al estómago. Es posible que sí vean en la televisión de algún vecino esa Cabalgata. Es fácil que pregunten qué significa. Habrá alguien que les diga que hace 2013 años nació en un Portal de una aldea llamada Belén, un niño. Que la mujer dió a luz ése niño sóla, únicamente acompañada por su marido. Que a ese niño le pusieron por nombre Jesús, y que su madre se llamaba María y el padre José. También que el padre no era un terrateniente sino un trabajador, carpintero de oficio. Recordarán que también ellos conocen a niños que se llaman Jesús, a mujeres que se llaman María y a hombres que se llaman José. También es fácil que conozcan a carpinteros.

Les sorprenderá que después de tantísimos años la gente recuerde y festeje ese nacimiento. Preguntarán, quizás, quienes eran esos Reyes montados en camellos que vienen a visitar a la familia del Portal de Belén. Ellos no conocen a gente importante, gobernantes, reyes, amos de la tierra donde malviven, que vengan a visitarles, y menos que sus sirvientes les entreguen dulces, comida. Preguntan a sus padres si les festejan el haber nacido ellos. Les dicen que no. Que ellos son pobres, los últimos en importancia en aquella tierra. A los pobres niños les inunda la tristeza. Lloran no de dolor, ni, en ese momento, de hambre, sino de PENA, y pensarán en la INJUSTICIA que supone su condición de siervos, de pobres, de parias, sin ninguna esperanza de futuro.

Por eso, cuando en nuestras casas miremos los belenes montados, los árboles de navidad con sus adornos, cuando presenciemos la Cabalgata de Reyes, debemos acordarnos de esos niños y de sus padres, de los muchos Jesuses, Marías y Josés sin nada que comer ,sin pajes que les lancen caramelos.

DESDE MI CALLE que es la caslle de todos.