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viernes, 25 de octubre de 2013

DESDE MI CALLE


LA DECIMITA

Entra dentro del imaginario colectivo, el ya mítico inicio del final del túnel que parece que ha llegado pero sin mucha más concreción, más allá del dato. Lentos pero seguros nos han venido a decir con ésta décima que, técnicamente, el enfermo tiene pulso y, sin salvas ni aplausos, el fin de la recesión ha llegado de modo tan raquítico que hasta parece una salida en falso.

Así que mejor moderación que alivio tras un extraño trimestre en el que no nos hemos caido de la bicicleta, a pesar de seguir sin saber exactamente cómo se lleva el manillar con mínima holgura. Que estamos llenos de pupas de tanto despeñarnos y que, por una vez que no nos hemos caido, seguimos sin saber andar. Porque si en 24 horas nos han anunciado que la recesión ha terminado y, a la vez, que el paro sigue en máximos históricos, la distancia es tan grande entre la teoría y la práctica como la comprobación mustia de que esta vez la realidad si ha estropeado un buen titular.

Que en su día nos estampamos de golpe y sin frenos, pero que levantarse deberá ser tan lento como suave, que el fin de la recesión y la nueva marcha es proyecto, expectativa y sueño en abstracto, y que la realidad y su ritmo siguen siendo igual de torpes en la carrera hacia una recuperación tan frágil como tozuda en lo concreto. No sabemos si alegrarnos o fruncir el ceño porque dudando que el tratamiento funcione, nos sigue doliendo todo. Ya está aquí el final dela recesión y ni nos hemos enterado, porque paro es paro y la recesión ya no es recesión, aunque la crisis nos siga racaneando. Seis años esperando este momento para que en la ensalada de datos se deslice que el 28% de las familias no llegan a fin de mes o que la última factura de la luz transita fuera de órbita cuando ni pones la tele para no gastar.

No somos optimistas ciegos, porque nos importa poco el PIB mientras solo podamos detectar síntomas como el resultado de negocios que no crecen y personas sin dinero y posibilidad de consumo que, de tanto apretarse el cinturón, se lo han terminado comiendo. Que la decimita no es un clavo ardiendo de discretos modales triunfalistas y que, como al vendedor de crecepelo, le queda mucho que demostrar porque el enfermo sigue grogui. Por mucho que le haya crecido un pelo.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.

2 comentarios:

  1. Tu calle, que es la calle de todos dice muchas verdades, amigo Miguel Ángel.
    Un abrazo enorme

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  2. Amigo Miguel Ángel:
    Estos gobernantes que tenemos, son tantas las ganas que tienen de marear la perdiz y así tapar sus trapos sucios que son muchos, que, no les importa decir tal cantidad de mentiras para engañar una vez más al pueblo. La cifra realmente importante es el dato de los afiliados la Seguridad Social. ¡¡ Este dato es el más relevante para saber si crece o no el empleo!!.

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