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martes, 11 de febrero de 2014
DESDE MI CALLE
¿ME DAS TU PALABRA?
Esta frase y un apretón de manos, era, y no hace tanto tiempo, suficiente para validar una oferta, un contrato, un negocio.... incluso una amistad. A veces, se concretaba en un documento legal y ante notario. Otras, no hacía falta, únicamente con la palabra dada servía.
Hoy en día vale poco la palabra dada, no sirve para nada el apretón de manos. Los contratos, incluso los suscritos ante notario están hechos, parece, para ser incumplidos. Las promesas con las que nos han bombardeado los que se presentaban para gobernarnos, una vez conseguido su único objetivo que era conseguir el gobierno, han sido despreciadas, ignoradas. Se han dedicado a hacer lo contrario de lo que prometian - riéndose de todos nosotros - sin que se les caiga la cara de vergüenza.
Entonces, ¿dónde han ido a parar aquellos valores éticos que con un apretón de manos, se sabía que la palabra dada iba a misa? ¿Dónde están actualmente aquellos que se vuelven de lado cuando los contratos y las promesas son quebrantados? ¿Qué hacen cuando esas promesas - las suyas, por cierto - una y otra vez van al baúl de los recuerdos? Han sustituido los valores éticos por la ambición del poder, por la soberbia de considerarse por encima de los demás, por el orgullo de estar sentados en una poltrona que creen les da derecho a todo.
Mi reflexión es, que debemos recuperar ese cálido apreton de manos, esa palabra dada como símbolo de respeto y confirmación de que la promesa hecha va a ser respètada y cumplida en todos sus términos.
DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.
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Todavía recuerdo en Segovia, los jueves bajo la mirada del Acueducto en esa plaza del Azogüejo, se daban o estrechaban la mano después de convenir un trato de compra-venta de ganado y en ese momento, el que había comprado sacaba una especie de billetera del refajo y uno a uno contaban los billetes, después el que había comprado el ganado se lo llevaba y santas pascuas la melonera que se decía entonces.
ResponderEliminarIgual que ahora, igual. Gran reflexión la tuya.
Un abrazo Miguel Ángel
He escrito porque vi ayer la esquela de un tratante que andaba por los caseríos comprando y vendiendo ganado. Luego se lo jugaba en los frontones. Siempre llevaba un taco de billetes de 1.000 (creo que no conocía billetes más pequeños). Me decidí a escribir sobre esto. Como ves, en aquellos tiempos los apretones de manos eran en todo el país frecuentes en los asuntos de dinero. No como hoy, por desgraciia.
ResponderEliminarGracias Javier, por leerme
Después de ver tu escrito Miguel Ángel y, el comentario de nuestro querido amigo Javier, ratifico totalmente vuestras palabras. La seriedad de antaño y el cumplir fielmente la palabra dada, era un fiel reflejo del buen comportamiento de la sociedad.
ResponderEliminarExistían esos valores ante todo, la formalidad era ley, ahora vivimos en un mundo dominado por los caraduras, sinvergüenzas y corruptos.
Tendríamos que analizar el por qué, "la pérdida de estos valores". La evolución de la sociedad ha ido en sentido contrario, ¿hasta cuándo irá en aumento la degradación del buen comportamiento y civismo?. Algùn día, tendrá que cambiar para bién.
Un abrazo.