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viernes, 15 de agosto de 2014

DESDE MI CALLE


NUESTROS ACTOS TIENEN CONSECUENCIAS.


Estuve viendo la pelicula "Cowboys de Ciudad" protagonizada por Billy Crystal. Me pareció una estupenda película, con moraleja incluida, centrada en tres hombres adultos de la ciudad de Nueva York, que se enfrentan a la crisis de la mediana edad.

Sus esposas, que se sienten lo bastante frustadas con ellos como para intentar cualquier cosa, les hacen el regalo de participar en una conducción de ganado por Nuevo México y Colorado. De esa manera estos tres urbanistas dejan todo para montar a caballo a través de la naturaleza. La parte divertida de la película se centra en su ineptitud para manejar los caballos y su ignorancia sobre el ganado y la naturaleza. La parte más seria de la película se centra en sus conversaciones como su intento de poner orden en su propia lucha con la edad y el gran misterio de la vida.

Y un día mientras discuten de sexo, uno de los tres, Ed, el personaje que carga con mayores escrúpulos morales, pregunta a los otros dos, si serían capaces de ser infieles a sus esposas y tener una aventura, si estuvieran seguros que nunca serían pillados. El personaje de Billy Crystal, Mitch, inicialmente responde a la pregunta bromeando, manifestando su imposibilidad !Siempre te pillan!. Todas las cosas al final salen a la luz. Pero Ed insiste en su pregunta: "Pero, supón que no te pillaran. Supón que pudieras llevarlo a cabo. ¿Pondrías los cuernos a tu esposa y tendrías una aventura si nadie pudiera saberlo?". Mitch responde: "!No, incluso en ese caso no podría hacerlo!" "¿Por qué no?" pregunto Ed, "nadie lo sabría". "Pero yo lo sabría", respondió Mitch, "y me odiaría por ello".

Hay mucha sabiduría en esa respuesta, no exenta de moral. Definitivamente nadie puede escapar. Siempre nos pillan, por diversas maneras, pero especialmente por nuestra forma de ser. Además, nos cojan o no, siempre hay consecuencias. Lo que sembramos es lo que recogemos. Por tanto las malas intenciones y las malas acciones rebotan contra nosotros, de la misma manera que las buenas intenciones y las buenas acciones, igualmente también rebotan contra nosotros. Pero, en este último caso,  nos traen felicidad, sin importar que sean o no conocidas por otras personas.

Las buenas o malas acciones, incluso las buenas o malas intenciones, siempre tienen sus consecuencias, positivas o negativas, pero consecuencias al fin y al cabo. Seamos consecuentes con nuestra forma de ser y de pensar. SIEMPRE NUESTROS ACTOS TIENEN CONSECUENCIAS.

DESDE MI CALLE, que sigue siendo la calle de todos.

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