UN PAIS DE CIEGOS
Parece que estamos viviendo en un pais de ciegos, y no lo digo por los invidentes, sino por esos otros de los que se suele decir que "no hay peor ciego que el que no quiere ver". Este país está lleno de ciegos de esta segunda categoría, de los que no quieren ver. Aunque también existe una tercera, la de los que ven y hacen que no se enteran. Es en éste último grupo donde proliferan muchos de los hábiles trileros que gobiernan nuestros intereses, porque tan pronto un técnico en impuestos no cae en la cuenta que cualquier tipo de ingreso está sujeto al IRPF, como que un consejero de un Banco o de una Caja de Ahorros, no repara en que la Entidad a la que aconseja está concediendo créditos blandos, a cualquieer indocumentado, por el mero hecho de ir recomendado por algún prócer de la patria, sin importarle su nivel de riesgo.
Lo malo de esta epidemia de "ceguera" que asola el país, es que nos está costando un potosí, y que el hecho de que nos esquilmen, desfalquen, y malversen de manera generalizada, hace que no nos cueste trabajo creer que lo de ser honrado sea en este momento una mera utopía. Tenemos un dilema difícil de responder, dado que no es fácil de distinguir a los unos de los otros: a los que no quieren ver, de los que hacen que no se enteran. Porque lo de pasar de ver a no ver, en un pispás, o de ver todo a no ver nada, en un momento, no es ni más ni menos de lo que le pasa al Guadiana, que aparece y desaparece sin que nadie ponga en duda que se trate de un río.
Y en este callejón (¿sin salida?) nos encontramos la mayoría de los "sufridores" de tantos "ciegos" como pululan a nuestro alrededor.
Desde EL RINCON DE MI CALLE, que, a pesa de todo ello, sigue siendo la calle de todos.
Amigo Miguel Ángel, totalmente de acuerdo: la mayor ceguera es aquella que no se quiere ver; sobre esta cuestión, son maestros los ladrones de cuello blanco, como Blesa y Rato. Estos personajes han vivido en la opulencia, se han aprovechado de la ignorancia para conseguir sus malévolas hazañas; no han tenido reparo de mentir ante los tribunales de justicia (no sabian que tenían que declarar ante Hacienda), que desfachatez y cara más dura, acabando en la más absoluta impunidad. Por desgracia, hoy tenemos a sujetos como estos, dirigiendo a su antojo el destino de nuestro país.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero también es cierto que hemos tenido también la culpa los ciudadanos ( en las últimas elecciones, casi 11 millones), por no saber discernir en muchos momentos quienes son unos y otros. Espero que en las próximas se despierten y no se aborreguen con lo que les prometen.
ResponderEliminarUn abrazo Miguel Ángel