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viernes, 2 de agosto de 2013

DESDE MI CALLE


LAS BIBLIOTECAS NO SON PARA EL VERANO


En esta crisis estructural que estamos padeciendo, y llegado el verano, parece que las manifestaciones y las medidas de los políticos gubernamentales, así como la mayoría de los locales, provinciales y autonómicos, están dictadas por las perniciosas radiaciones solares. Los sesudos e instruidos rectores políticos de nuestras administraciones públicas, de tanto tomar el sol en las playas y, o, en las piscinas veraniegas, han sufrido una insolación en sus mentes, producto de la cual han determinado, como si de una epidemia veraniega se tratase, que las bibliotecas públicas, institucionales.... han de ser cerradas, o restringir su horario, durante el verano. El motivo, el de siempre, NO SON RENTABLES. !!Su cuantioso coste de mantenimiento y funcionamiento amenaza con ser una quiebra para las instituciones públicas!!.

Entiendo que estos "sujetos" no han completado su formación con el sano ejercicio de la lectura, y que las sapiencias que se les supone, se ha forjado al margen de los manuales depositados en las bibliotecas, pero al menos podrían informarse para qué están las bibliotecas. Señoras y señores. éstas, las bibliotecas, no son almacenes de papel para reciclar, no; en las bibliotecas se ejerce la labor de consulta, de investigación, de estudio, e incluso de ocio, pero todas estas tareas tienen un fin concreto, el de formación, ése del que muchos y muchas de ustedes carecen.

Las bibliotecas deben  ser centros dinámicos, no sólo en el acceso al público sino también en la adquisición de materiales de vanguardia, pues la salud formativa de una sociedad depende, en buena medida, de ese dinamismo. Sin embaargo, este servicio público, igual que otros muchos, que tienen un carácter de universalidad, son despreciados por una "casta política clasista", esa que desprecia el status de igualdad de toda la ciudadanía, la misma que quiere una sanidad, privada para ricos, y otra para pobres, la misma que repudia los derechos sociales.                                                                   
                                                                                                                                                              Por ello, exigimos que las bibliotecas mantengan su horario y acceso sin restricción alguna, y si los políticos quieren ahorrar, miren a su entorno más próximo, el de sus asesores o el de sus partidos, y a buen seguro que en ése ámbito encontrarán parcelas, con un coste infinitamente mayor al que tienen las bibliotecas, en las que poder realizar recortes, que por otra parte no redundaran de forma negativa en el nivel formativo e intelectual de nuestra sociedad.

DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.

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