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miércoles, 11 de septiembre de 2013
DESDE MI CALLE
EL COLMO DE LA ESTUPIDEZ.
Leo un artículo sobre Carlo María Cipolla en el que éste historiador económico italiano expone a su modo de ver las cinco leyes fundamentales de la estupidez. Me ha llamado la atención la quinta a la que considero la peor de las cinco: EL COMPORTAMIENTO ESTUPIDO ES MAS PELIGROSO QUE EL MALVADO. El argumento dá qué pensar, pues se basa en que las personas estúpidas ocasionan pérdidas a otros congéneres sin obtener beneficio para ellas mismas. Por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.
La razón es tan contundente como preocupante en su conclusión. Es duro de escribir, pero los estúpidos-ellos y ellas- lo son a tiempo completo, sin descanso, a diferencia del malvado, que funciona en su provecho con inteligencia; y descansa en su maldad porque sabe que da réditos si se dosifica adecuadamente. A los otros, les subestimamos y en su osadía estúpida nos pueden hacer un siete con la sonrisa en los labios.
Naturalmente que un estúpido no es consciente de su estupidez, lo cual incrementa su perfil desvastador. En palabras de Cipolla, lo hace sin malicia, sin remordimiento y sin cabeza. ESTUPIDAMENTE. Al menos, es una conducta reversible ya que se puede dejar de ser un estúpido; pero mientras tanto.....
No estamos hablando sólo de una actitud limitada a nuestros círculos más cercanos o familiares. No. Ahora prolifera la estupidez por doquier, desde el poder político al económico sin olvidarnos del financiero, claro, pues nadie está a salvo de reinvidicarse en la estupidez aún a costa de un perjuicio del total de la ciudadanía. Pero ¿quién es capaz hoy de diferenciar a un estúpido de un malvado? Porque la estupidez es de las actitudes que se confunden con las personas que la padecen porque puede compartarse así en cualquier momento y sin ser conscientes de ello. Quizás un signo es que el estúpido puede ejercer una presión insoportable sobre su entorno imponiendo lo irrelevante. Lo que no sabe o no quiere saber, carece de interés para él. Y encima se creen el centro del universo con una osadía preocupante para todos, excepto para ellos. Y ¿qué decir de los buenos? Pues nos hemos quedado en otra conclusión preocupante, ya que visto lo visto con los muchos comportamientos estúpidamente concienzudos, los comportamientos bondadosos y solidarios consideramos no son de un colectivo peligroso. Por tanto, no hay que preocuparse ahora de la bondad, que siga en minoría. Es el colmo de la estupidez, pero ...
Incluso no son pocos los que confunden las buenas personas con las estúpidas, los comportamientos generosos con los pocos inteligentes. Por algo todo un científico como Albert Einstein le dedicó una máxima a la estupidez a modo de advertencia: "Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. y del Universo no estoy seguro".
DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.
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Creo, querido Miguel Ángel que estamos llenos de estúpidos y malvados y lo que es peor que el conglomerado dentro de la casta política, se llevan todos los premios los que tienen más soberbia y eso lo hace imprevisible en su misma ignorancia.
ResponderEliminarAamigo Miguel Ángel, creo que Albert Einstein tenía razón de las dos cosas inmensas: el Universo y la estupidez,del Universo no estaba seguro. ¡¡Muy bueno!!
ResponderEliminarLa estupidez la tienen muchos políticos, por eso no se enteran de nada como el ministro Wert, no se ha dado cuenta que tiene a todo el mundo en contra, y muchos más también la tienen.
Un saludo.