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domingo, 10 de noviembre de 2013
DESDE MI CALLE
AMISTAD.
Canta Roberto Carlos:
"Quiero llevar este canto amigo
a quien lo pudiera necesitar.
Yo quiero tener un millon de amigos
y así más fuerte poder cantar".
Si la canción es bella, más bello es aún lo que transmite. !Un millón de amigos! !Cúanta es la necesidad que tenemos de ellos! Más en en este mundo tan insolidario. La sociedad actual se inclina más al egoismo, a procurar resolver los problemas individualmente, por y para ellos en exclusiva.
Sin embargo, últimamente hemos conocido tragedias en las que esa insolidariedad ha dado paso a la amistad y ésta ha prevalecido sobre el egoismo. En esas tragedias, ha habido personas que no han dudado en poner en peligro sus vidas, incluso alguno perdiéndola, para salvar la de su compañero, su amigo; simplemente, porque consideraron necesaria su ayuda, así sin más. Me refiero, a esos "accidentes" del tren de Santiago o el de la mina de León. En ambos casos, no dudaron en prestar su ayuda, en el caso de Santiago en atender a los accidentados, y en el de la mina de León, en arriesgar su vida para salvar la de sus compañeros, sus amigos. Ha sido en ambos casos, un ejemplo de compañerismo, sin importar si eran conocidos o no, pues eran personas necesitadas de ayuda, de amigos en fin.
También en otro ámbito, han ocurrido otros hechos, que si no luctuosos como los anteriores, han tenido un gran impacto por sus consecuencias sociales. Me refiero al cierre de unas empresas emblemáticas en su entorno como son la TVV y Fagor Electrodomésticos.
Tanto los trabajadores de ambas, así como gran parte de los medios de comunicación, tanto locales como nacionales, las redes sociales, se han unido en sus críticas, se han rebelado, han hecho oir su voz, buscar el apoyo de ese "millon de amigos", en contra de esos que por considerarse personajes importantes, ocupados en conservar, por el momento, su priviligiada posición social y su poder a toda costa, se han alejado de los ciudadanos, del pueblo. No les interesa tener ese "millon de amigos" anónimos sino que prefieren unos cuantos afines a ellos. No les interesa los valores trascendentales de la amistad, únicamente los valores que cotizan en "bolsa". Tiemblan ante la perpestiva de una justicia social que les pueda exigir la renuncia a los bienes de los que disfrutan. Retratan a ese "millon de amigos" como sus enemigos, y no dudan en desacreditarles y ridicularizarles.
Sin embargo el valor de la amistad, la fidelidad, la justicia, la verdad, nuestra misma intuición cotidiana nos dice que merece la pena y tiene sentido sacrificar bienes inmediatos por otros más elevados, y que es noble el dar la vida, si es preciso, por ellos.
DESDE MI CALLE, que es la calle de todos.. canto como Roberto Carlos.
"Yo solo quiero mirar los campos,
yo solo quiero cantar mi canto,
pero no quiero cantar solito,
yo quiero un coro de pajaritos".
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Amigo Miguel Ángel, vivimos en una sociedad donde predomina la injusticia, el egoísmo, la insolidaridad y el sálvese quién pueda. Al mismo tiempo, ocurre un fenómeno que nos humaniza, sobretodo suele ocurrir en las grandes tragedias,pocos nos ganan a los españoles en acudir los primeros en ayudar a la pobre gente. Ahora mismo, tenemos el ejemplo en Filipinas con las 10.000 víctimas del gran "tifón", pocos nos ganan a ser solidarios.
ResponderEliminarUn abrazo.